Así lo ha señalado en la rueda de prensa posterior a la reunión en Bruselas de los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro, el Eurogrupo, y cuyo debate se ha centrado en los pronósticos económicos de invierno de la Comisión Europea, que prevén que tanto la zona euro como el conjunto de la Unión Europea (UE) eviten la recesión que sí les auguraban las estimaciones de otoño.
Sin embargo, Gentiloni ha apostado por la prudencia al recordar que "mejor de lo previsto no significa bueno" y que los europeos aún tienen por delante un periodo "difícil", aunque, "como siempre, las perspectivas dependen también de las políticas".
Por eso, ha instado a los Estados miembro de la eurozona a mostrar "determinación y ambición" a la hora de desarrollar respuestas comunes a los retos que están por delante y que afectan a ámbitos como el empleo en un contexto en el que, según ha destacado, el crecimiento salarial debe seguir siendo "coherente" con el objetivo de hacer frente a la elevada inflación. "En 2022, los salarios aumentaron, pero no siguieron el ritmo de la inflación", ha apostillado.
Las transiciones digital y ecológica, el cambio demográfico o el ajuste actual tras la crisis energética requieren, a juicio del comisario, un impulso a las inversiones y reformas para mejorar las cualificaciones de los trabajadores.
También ha apelado a la cautela el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, quien ha subrayado, no obstante, una renovada confianza en la economía y en la "resistencia" de la eurozona a la crisis energética y al elevado precio del coste de la vida como consecuencia de la guerra de agresión de Rusia a Ucrania.
"El trabajo se mantiene y los precios bajan, lo que nos da una ventana de oportunidad para remodelar nuestras políticas", ha aseverado el irlandés, en línea con las recomendaciones que ha enumerado Gentiloni ante una "estrecha ventana de oportunidad" para que los gobiernos eliminen gradualmente las medidas de apoyo a la energía más costosas y menos eficientes y hagan más selectivas las restantes.