OPINIÓN

Si tienes problemas con todos, energéticas, bancos, supermercados, inmobiliarias..., igual la culpa es tuya

El co­ro­na­virus y la guerra han dis­pa­rado la in­fla­ción, pero de ahí a culpar a las em­presas de todo, como hacen los mi­nis­tros de Sánchez, hay un abismo

Mercadona
Mercadona

Todos hemos te­nido pro­blemas de jó­venes con algún pro­fesor o con algún amigo, era lo nor­mal. Pero cuando esos con­flictos se ex­ten­dían ya a va­rios pro­fe­sores o va­rios ami­gos, era re­co­men­dable hacer caso de los con­sejos pa­ternos y hacer un poco de in­tros­pec­ción, no fuera que la raíz del pro­blema es­tu­viera en no­so­tros mismos en lugar de en los otros y en el resto del mundo.

En la sociedad pasa lo mismo, a las familias, a las empresas y hasta a los gobiernos, les puede ocurrir también algo de esto, es lo normal. Si estás enfrentado a todos puede que no estés en lo cierto. Para nuestra desgracia, no siempre hacemos las cosas bien y además los conflictos están por todas partes, así que de vez en cuando hay que pararse a estudiar qué está pasando, ver si estamos molestando a alguien, si se están haciendo bien las cosas o pueden hacerse un poco mejor.

Pues este Gobierno, que está en un año electoral, lo que desde luego va a complicarle cualquier reflexión seria, debería ser consciente de que le está sucediendo algo similar a esto de lo que hablamos. Para el Ejecutivo de Pedro Sánchez todos los problemas tienen un culpable al que se señala inmediatamente y, qué casualidad, nunca es parte del equipo gubernamental.

Es cierto que el hecho de que sea un Gobierno de coalición, con lo que ello supone de discrepancias internas, puede contribuir a esta sensación de que siempre están culpando a alguien, pero no lo justifica en ningún caso, y deberían hacérselo mirar seriamente.

Belarra insulta a Juan Roig

Hace muy poco la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha vuelto a decir que la riqueza en España tiene nombre, por lo que, "mientras que Ana Patricia Botín siga nadando en billetes de 500 euros", la seguirá llamando "avariciosa". Además, añadió que si se ganan "9.000 millones en un año, no eres un empresario, eres un usurero", en referencia a Juan Roig, presidente de Mercadona, al que ya se había referido días antes en otro acto llamándole "capitalista despiadado".

Pero la verdad es que llueve sobre mojado y desde que la situación económica se complicó primero por el coronavirus y luego por la guerra en Ucrania, el Gobierno de Sánchez ha tenido siempre a mano a unos presuntos culpables a los que acusar de todos sus males, lo que no parece de recibo como acción gubernamental.

Es cierto que el estallido de los precios de la energía por la guerra hizo dispararse la inflación y reventó la mayoría de las costuras económicas, y que luego las propias medidas para controlarla, como la fuerte subida del precio del dinero por parte de las autoridades monetarias, han seguido creando problemas a muchos ciudadanos endeudados. Pero de esto a culpar a todos los agentes económicos que tienen que ver con la vida de los ciudadanos como han hecho reiteradamente Sánchez y sus ministros, hay un verdadero abismo.

El trabajo de gobernar

Además, un Gobierno que controla el BOE y dispone de una mayoría parlamentaria suficiente, tiene muchos más recursos a su alcance para buscar soluciones y no debe de estar permanentemente señalando a los ciudadanos que a su juicio son culpables de sus males, para ver si con un poco de suerte se produce un linchamiento público o esa política acusatoria les ayuda a ganar las siguientes elecciones. Su trabajo es gobernar y tratar de acertar en las decisiones, aunque sean difíciles.

Partiendo de que las empresas no son hermanitas de la caridad y están para ganar dinero, también es cierto que contratan a muchos trabajadores y hasta hacen eso que ahora se llama obra social. Puede que sus reglas no sean las mejores. Que ascender en ellas sea siempre paso a paso subiendo por la escalera pero que caer sea violentamente por el hueco del ascensor.

Y que te despidan después de 35 años diciéndote que eres un buen tipo pero que ya estás mayor y ganas mucho, le acaba de pasar a un gran amigo. Pero sin duda, cumplen una labor en el engranaje social y económico del mundo y hasta muchos ciudadanos son accionistas suyos y reciben dividendos cada año.

Dónde está el alma en las empresas

Por eso, aunque defendiendo que la mayor parte de las veces, muchas empresas, sobre todo las grandes corporaciones, no tengan nada parecido a eso que la religión llama alma, tampoco se las puede estar culpando de todo lo malo que sucede con la economía, como ha hecho reiteradamente este Gobierno.

La propia situación económica es ya suficientemente complicada para las empresas y las tiene ocupadas en buscar su propia supervivencia como para encima tenerlas permanentemente en el ojo del huracán, como hace el PSOE y Podemos.

Los últimos acusados han sido los supermercados y las grandes cadenas de distribución, como fue el caso de Mercadona y su presidente, pero antes, al poco de comenzar la guerra en Ucrania y dispararse los precios de la electricidad, el gas y los carburantes, el objeto de sus críticas fueron primero las empresas energéticas y después también los bancos por sus elevados beneficios.

También contra Botín y Galán

De hecho, en aquel momento el Gobierno de Sánchez, tras señalarles como culpables, salió en tromba contra los beneficios de muchas de estas empresas y también contra algunos de sus líderes, como la presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, o el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, entre otros, buscando votos con un alto componente oportunista y también populista. Y por lo pronto, energéticas y bancos han recibido nuevos impuestos que pretenden recaudar hasta 7.000 millones en dos años, con el veto a que los repercutan en la factura de los consumidores.

Uno de los últimos proyectos del Ejecutivo en esta misma línea, aunque aún no está cerrado del todo, es que ante los recelos de Bruselas a los proyectos de reforma del sistema de pensiones el ministro José Luis Escrivá, al parecer, está tratando de cuadrar las cuentas directamente subiendo la cotización a los que más ganan, con una propuesta de recargo adicional en las cotizaciones de los sueldos más altos que no ha negociado ni con los agentes sociales ni con los partidos políticos.

CEOE dice que te invitan y pagas tú

Lo ha dicho muy gráficamente hace muy poco el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que vino a explicar que ya hay instrucciones en la patronal de no aceptar invitaciones a comer o cenar por parte del Gobierno, ya que al final no se sabe cómo pero siempre les toca pagar la cuenta.

El empresario naviero valenciano Vicente Boluda también respondió hace unos días a las acusaciones de Belarra a su paisano Roig de forma curiosa: “Una barbaridad y una locura porque los empresarios solo intentan llevar su empresa como mejor pueden. La gasolina ha subido. ¿Tenemos que ahorcar al presidente de Repsol?".

Recortes sin incentivos fiscales

Pero la cosa no se queda en las empresas, otros colectivos empresariales o de ciudadanos, como pueden ser los arrendatarios de viviendas, ya sean empresas o particulares, también han sido acusados por el Gobierno de estar forrándose y se les ha impedido por decreto que suban las rentas de las viviendas que tienen alquiladas por encima del 2%, cuando los precios están muy por encima de eso, sin plantearse incentivos fiscales para compensarles por ese esfuerzo, como ha hecho por ejemplo Portugal.

Sin embargo, ante esta forma de criminalizar al sector empresarial de forma tan populista, pidiéndole que sea el que asuma la subida de precios de la electricidad, del gas, de los carburantes, de las hipotecas, de los alquileres y de la cesta de la compra, solo cabe una respuesta, y es analizar el incremento de la recaudación del Estado por la subida de la inflación, que ha sido mucho. Y se calcula que provocará unos ingresos extraordinarios al Estado, superiores en casi 34.000 millones a los del año anterior, que al menos por ahora, no parece que se estén repartiendo a los que sufren la crisis por ninguna parte. De hecho, no está ni prevista que haya una deflactación de la inflación en la declaración del IRPF.

Récord de ingresos tributarios

Según los últimos datos del secretario de Estado de Hacienda, Jesús Gascón, sobre el cierre del ejercicio pasado que maneja su departamento, al final será más o menos un 15,51% el incremento de la recaudación en 2022. Esto supone que los ingresos tributarios habrán estado en 257.116 millones.

Es decir, unos 33.731 millones más que en 2021, otro año récord en el que se anotaron 223.385 millones, y en el que también crecieron un 15,1%, cuando empezó la espiral inflacionaria. Según estos datos, las arcas públicas crecieron en más de 700 millones al día y nunca antes había habido un comportamiento tan positivo de los ingresos públicos.

Parece que en este caso las cifras hablan por sí mismas, o dicho de otra manera, qué los números cantan y no hay que dar más explicaciones. El Gobierno tiene la obligación de revertir a los ciudadanos los ingresos que recibe de ellos. Y con la que está cayendo, debería ser cuanto antes, ya estamos perdiendo un tiempo precioso.

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