El índice Stoxx Europe Small 200 se ha mantenido más o menos a flote durante este año con una subida de poco más del 2%, mientras que el Stoxx 600 subió casi un 8%. Cifras que contrastan con el festival alcista en Estados Unidos donde los valores tecnológicos, en especial, se lo pasaron en grande: el S&P 500 subió casi un 20% y el Nasdaq casi un 50%.
Una de las principales razones del bajo rendimiento de las empresas europeas de pequeña y mediana capitalización en estos dos años atrás puede encontrarse probablemente, señalan los analistas de DWS, en el agresivo ciclo de subidas de los bancos centrales, al que estas empresas han reaccionado históricamente de forma alérgica.
Esta es probablemente la razón por la que los SMC de Estados Unidos también han tenido una rentabilidad inferior. En 2023, el Russell 2000 tampoco tuvo un progreso destacado, aunque en este caso las comparaciones son odiosas pues este indicador se suele ver distorsionado por la evolución más errática, tanto para bien como para mal, de empresas jóvenes de escasa rentabilidad del sector farmacéutico.
Expectativas de relajación de la política monetaria
El caso, apuntan los analistas de DWS, es que los inversores estadounidenses se están mostrando especialmente optimistas. Consideran cada vez menos probable un mayor endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal e incluso se está extendiendo el sentimiento de que podría relajarla con una bajada de tipos de interés antes de lo previsto.
Pero, el precio de esta relajación monetaria tan esperada vendría como resultado de una recesión económica cuyo punto más bajo no se verá probablemente hasta el primer o segundo trimestre de 2024. Mientras tanto, el encarecimiento de los costes de refinanciación ya se está abriendo paso poco a poco en las cuentas de resultados de las empresas estadounidenses.
En Europa, en cambio, estos analistas consideran que ya se ha superado el punto más bajo, como se desprende de indicadores como el índice de gestores de compras (PMI por sus siglas en inglés), que ha tocado fondo desde agosto.
Sin embargo, la recuperación de la economía europea no es la principal razón por la que las empresas de pequeña y mediana capitalización europeas se sitúan entre las preferidas de esta casa de análisis para el próximo ejercicio. Su principal atractivo estriba en la solidez de sus balances y un crecimiento de los beneficios esperados superior al de los “blue chips”.
Liderazgo y alta capacidad de crecimiento
La firma destaca, además, que muchas de ellas son líderes del mercado en sus nichos y se caracterizan por elevadas tasas de innovación. Por último, pero no por ello menos importante, los accionistas también pueden beneficiarse de las adquisiciones de empresas, que generan primas en el precio de las acciones, aunque la actividad de fusiones y adquisiciones es actualmente muy débil en Europa.
Evidentemente, señalan en DWS, la diferencia de valoración récord de la renta variable europea con respecto a la estadounidense no garantiza que las sociedades europeas de mediana y baja capitalización vayan a obtener mejores rendimientos en el mercado en un futuro próximo, pues la sincronización perfecta en el mercado bursátil suele ser más un deseo que una realidad.
Para que los inversores recuperen el interés por esta clase de activos, que además lleva casi dos años rezagada con respecto a los “blue chips” europeos, deberán materializarse antes los indicios de recuperación en Europa y la promesa de recortes de los tipos de interés por parte del BCE. Pero, en principio, parten desde una posición muy ventajosa.
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