Los encuestados han elegido en el número uno a Málaga, sobre todo por la amabilidad local y la facilidad para hacer amigos, pero también por su índice de calidad de vida, así como su clima o su entorno natural. Le sigue en el número dos Alicante y en el tres Valencia, más o menos por lo mismo. Y Madrid y Barcelona están en los puestos seis y trece, respectivamente.
La lista completa de las mejores ciudades del mundo es la siguiente: 1/ Málaga (España), 2/ Alicante (España), 3/ Valencia (España), 4/ Ras Al Jaima (Emiratos Árabes), 5/ Abu Dabi (Emiratos Árabes), 6/ Madrid (España), 7/ Ciudad de México (México), 8/ Kuala Lumpur (Malasia), 9 Bangkok/ (Tailandia), 10/ Mascate (Omán), 11/ Dubái (Emiratos Árabes), 12/ Lisboa (Portugal), 13/ Barcelona (España), 14/ Ámsterdam (Países Bajos), 15/ Nairobi (Kenia), 16/ Zúrich (Suiza), 17/ Atenas (Grecia), 18/ Estocolmo (Suecia), 19/ Ciudad de Luxemburgo (Luxemburgo) y 20/ La Haya (Países Bajos).
Un país maravilloso
Esta información induce a pensar que pese a todo lo que nos inquieta de la actualidad de España, que es mucho, tenemos un país maravilloso, que muchos envidian en gran parte del mundo. Pero también daría pie a mostrarnos orgullosos de las muchas cosas que hacemos bien, incluso mucho mejor que otros, en esta vieja nación en la que vivimos.
Aunque tengamos una tendencia brutalmente cainita desde nuestro origen, España ha sabido en innumerables momentos de su historia reinventarse, sacar la cabeza y asombrar a muchos con lo que es capaz de hacer incluso en la adversidad.
Y no se trata de hacer la típica ‘españolada’ y decir que hemos inventado el traje de astronauta, la fregona, el chupa chups, la calculadora, la anestesia epidural, el submarino y hasta la guitarra, que también. Sencillamente se trata de poner en valor las muchas cosas que hacemos bien.
Bastaría una pequeña muestra de esas actividades para dar una idea de lo que estamos hablando, apenas una pincelada.
Líder en donación de órganos
España es líder mundial en donación de órganos, suponiendo el 20% de los donantes de la Unión Europea y el 6% del mundo, lo que habla bastante bien de nuestra solidaridad con los otros, aunque la cuestionen tantas veces. Con ello se consiguen salvar más de 5.000 vidas al año.
Algo que tiene que ver también con la salud, pese a que siempre lo estamos poniendo en tela de juicio, es nuestro sistema sanitario estatal, uno de los más avanzados del mundo sin ninguna duda. De hecho, somos uno de los países de Europa en el que sus habitantes son más longevos, con una media que en 2019 se situaba en los 83,58 y estamos en el ‘top’ mundial en esta materia. Nuestro idioma, el español, es la segunda lengua más hablada del mundo con casi 500 millones de personas, solo superada por el chino mandarín.
La oferta cultural de España es apabullante en museos y monumentos repartidos por toda nuestra geografía, sin duda, un escaparate como pocos, producto de nuestra larga historia como nación.
Medio ambiente e infraestructuras
España se encuentra entre los diez primeros del mundo con más capacidad de producir y almacenar energía renovable y se espera que para 2030 el 74% de la producción eléctrica procederá de las energías limpias. También estamos a la cabeza de Europa en el desarrollo de la fibra óptica y lideramos el despliegue de la tecnología 5G.
Somos líderes internacionales en la gestión y desarrollo de infraestructuras, con empresas punteras que trabajan en todo el mundo, también en líneas de tren de alta velocidad, concesiones, desalinizadoras y saneamiento y depuración del agua.
Pero también habría que destacar la eficiencia del sector financiero en España, algo que influye muy directamente en la vida de los ciudadanos. Una eficiencia que está reconocida internacionalmente y que se encuentra muy por encima de los países de nuestro entorno.
Cifras apabullantes del turismo
Y qué decir del turismo, el verdadero maná de la economía española desde hace muchos años. En 2017 superamos a Estados Unidos y fuimos el segundo país del mundo más visitado, solo por detrás de Francia. Según las últimas estadísticas de la Organización Mundial de Turismo (OMT) ahora, después del coronavirus estamos un poco más atrás.
En 2022 entraron en España 71,7 millones de turistas internacionales, un 130% más que en 2021, pero todavía 11,8 millones menos respecto a la cifra anual prepandemia, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, para este año 2023 se espera ya que el peso del turismo en el PIB igualará la cifra de 2019 y alcanzará el 12,6% del total, según las últimas previsiones, de forma que el sector representará el 21,8% del crecimiento total de la economía española con una cifra de 183.078 millones de euros este 2023.
Y esto sucede por muchas cosas. España es el cuarto país del mundo con más lugares declarados Patrimonio Mundial de la Unesco, con 49. Solo están por delante Italia, China y Alemania. Disponemos de las mayores reservas naturales de Europa producto de nuestra elevada biodiversidad y la caza es un sector pujante. También somos el país con más banderas azules en nuestras playas.
Estamos, por supuesto, en la élite de la gastronomía mundial, siendo el quinto del mundo con más estrellas Michelin, con chefs reconocidos internacionalmente, mientras hemos exportado al mundo conceptos culinarios tan nuestros como las tapas.
Una agricultura líder
Igualmente somos el país de Europa con mayor número de hectáreas de regadío, casi cuatro millones, y por consiguiente el primer exportador mundial de aceite de oliva, con un 48% del total, uno de los primeros de vino, así como también líderes mundiales en la exportación de frutas y hortalizas.
Muchos destacan también el alto grado de tolerancia que ha alcanzado nuestra sociedad y que España fue el tercer país en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2005, siendo uno de los más respetuosos con la libertad sexual y respeto hacia la comunidad LGTBIQ+ del mundo. No hay más que recordar las celebraciones anuales del Orgullo Gay.
Podrían enumerarse muchas más cosas, pero tampoco se trata de aburrir. La cuestión es que históricamente la mayoría de las veces nos hemos dejado llevar por el pesimismo y por las cifras dadas por nuestros enemigos más encarnizados y a diferencia de la mayor parte de naciones europeas, siempre hemos sido los más críticos con nosotros mismos. Y quizás ha llegado la hora de darle una vuelta a esto, o al menos intentarlo.
Necesaria revisión de la historia
Hay actualmente una nueva corriente de pensamiento, que realmente celebro, que está intentando reescribir nuestra historia y alejarnos de tantas mentiras que se han lanzado contra nuestro país, por ejemplo, la famosa leyenda negra, inventada por británicos y holandeses, algunos de nuestros enemigos tradicionales.
Sin embargo, la izquierda política española sigue siendo muy remisa para entrar en esa reinterpretación de la historia a la que me refiero, pero no me cabe ninguna duda que terminará por aceptarla.
Cada vez surgen más publicaciones, como los libros de la ensayista María Elvira Roca Barea, que apuestan por buscar la verdad entre los tópicos de siempre, para enseñarnos que la historia muchas veces no fue como nos la contaron y reivindicar que España protegió mucho más a los pueblos indígenas de sus colonias de América que británicos o franceses pese a la dureza de la época, que la Inquisición no fue ni mucho menos lo que nos habían contado, que el fracaso de la Armada Invencible no supuso un antes y un después de nuestra historia militar, o que fuimos casi el último país de Europa en expulsar a los judíos.
Libros que nos enseñan también todas las universidades y hospitales que se construyeron en América, o relatan la Expedición Balmis, que dio la vuelta al mundo entre 1803 hasta 1806 para vacunar de la viruela en todos los rincones del Imperio español, en la que se considera la primera vacunación con carácter internacional puesta en marcha por una nación.
Nunca es tarde
Todo esto viene a cuento por el hecho de que nunca es tarde para aprender. Y si las nuevas corrientes de la psicología argumentan la necesidad de quererse a uno mismo como algo imprescindible para aprender a querer a los demás, pues quizás ha llegado la hora de que los españoles aprendamos a querernos un poco más a nosotros mismos. Estamos a tiempo, seguro.
Y atención, que quererse, respetarse y también cuidarse, siempre van ligados con el equilibrio, la paz interior y hasta con la salud, algo que nos vendría mejor que bien a todos.