Sea como fuera -la energética no sabe ni contesta más allá de su elaborada nota de prensa-, es obvio que Sánchez Galán ha atacado al toro por los cuernos forzado a dar un nuevo paso en el objetivo declarado de cerrar el año con el 100% de su deuda a tipo fijo. El macro-crédito cerrado es multidivisa, por un importe de 5.300 millones, y a su financiación han acudido 33 bancos internacionales.
Constituye el mayor préstamo múltiple de su historia y permitirá cerrar el año con un apalancamiento similar al de 2022, año que acabó con 42.000 millones de euros de pasivo, según afirmó en sus últimos resultados anuales. No obstante, los datos del tercer trimestre, los últimos publicados por la empresa de Galán, contabilizan una deuda neta global por un importe de 47.951 millones y que representan la mayor deuda de una empresa del Ibex-35, casi duplicando la de Telefónica.
Según las últimas previsiones anunciadas por la compañía, el ejercicio actual acabará con un apalancamiento de entre 42.000 y 43.000 millones de euros; lo que supone que la operación recién cerrada representa refinanciar el 12,6% de su endeudamiento a futuro o el 11,1% del declarado en septiembre, que se ha visto reducido por la contabilización como ingreso de la venta (nacionalización encubierta por parte del Gobierno de López Obrador) por unos 6.000 millones del negocio de México.
Necesidad de liquidez reconocida
La operación, instrumentada como una línea de crédito, tiene como objetivo oficial “asegurar la liquidez” de la empresa (20.200 millones de euros al cierre del tercer trimestre) y, según ha resaltado la propia eléctrica, ha tenido una sobre-suscripción del 40%. Algo que, según la compañía, “demuestra el fuerte compromiso de la banca con la primera utility de Europa por capitalización y la segunda del mundo”. El grupo cuenta con 20.200 millones de liquidez incluidas las líneas de crédito suscrita; el 96% de ellas tienen carácter sostenible.
La coordinación global de la operación ha corrido a cargo del BBVA que ha actuado también como banco agente; mientras Banco Santander y Crédit Agricole han sido los coordinadores en materia de sostenibilidad.
Aunque el tipo oficial al que deberá amortizar estos fondos no ha sido confirmado, Iberdrola asegura que el contrato de crédito tiene “precios similares a los de 2019”. Ese año, por ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE) fijaba en diciembre un coste de financiación a las empresas situado en el 1,55%; mientras la Reserva Federal estadounidense lo hacía al 1,5% y el Banco de Inglaterra lo situaba en el 0,75%. Demasiado bajo, sin embargo, para ser creíble, según los analistas, ya que los tipos reales a diciembre de 2023 sonj por lo menos tres veces más elevados.
En un momento de tipos altos como el actual, la operación debe suponer un alivio de los costes financieros de la compañía durante los próximos siete años (el crédito tiene un período e amortización de cinco años prorrogables otros dos). Algo especialmente interesante para una compañía que, al cierre del tercer trimestre, había desembolsado 229 millones de euros solo en intereses. Es decir, ¿menos del 0,046% sobre la deuda total?
El interés de los créditos verdes
El hecho de tratarse de la mayor operadora de renovables del mundo ha animado la participación de los grandes bancos mundiales y, especialmente europeos, necesitados de ‘sostenibilización’ en sus carteras crediticias. Además, el contrato suscrito con la energética española incluye dos cláusulas que con objetivos ESG que ‘abaratan’ el precio del dinero prestado.
La primera, que Iberdrola cumpla a 2030 unos objetivos de reducción de sus emisiones de carbono equivalente directas (el denominado Alcance 1), todas las indirectas procedentes de la compra de electricidad, vapor, calor, etc. (Alcance 2) y las procedentes del resto de las fuentes de emisiones indirectas (Alcance 3).
Presencia de mujeres
Aunque resulta más llamativa la segunda condición introducido en las cláusulas de la línea de crédito: que Iberdrola aumente el porcentaje de mujeres en puestos de relevancia de la empresa.
El tipo final que se aplique se ajustará cada año según se han conseguido dichos objetivos. De forma que el tipo a pagar bajará si se cumplen o se encarecerá en caso de incumplimiento de esas cláusulas ESG.
La operación, además, vuelve más ‘verde’ la financiación de Iberdrola, que supera el 96% de líneas de crédito con carácter sostenible. Un aspecto en el que la eléctrica se ha situado como primer grupo privado mundial en emisión de bonos verdes cuya cartera iba actual alcanza los 20.000 millones de euros.
Una estrategia financiera que sustenta el plan de inversiones por valor de 47.000 millones de euros que Iberdrola desarrollará entre 2023 y 2025, centrado en impulsar la descarbonización de la economía y del crecimiento en redes eléctricas y las energías renovables.