El cierre de nu­clea­res, el aban­dono del carbón y la apuesta por la energía verde re­vo­lu­cionan el mer­cado

Los ciclos combinados serán imprescindibles como soporte a las energías renovables

Expertos urgen al Gobierno a cons­truir nuevas cen­trales para afrontar el PNIEC con ga­ran­tías

Presentación de estudio.
Presentación de estudio.

Los ci­clos com­bi­nados son un so­porte im­pres­cin­dible para ase­gurar el sis­tema ener­gé­tico, ante el desa­rrollo de las ener­gías re­no­va­bles, y poder afrontar con “garantías” el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) en 2030. La ca­pa­cidad de res­paldo y la fle­xi­bi­lidad que aportan al sis­tema ener­gé­tico con­vierten esta tec­no­logía en “imprescindible”, según un in­forme ela­bo­rado por la con­sul­tora PWC para la Fundación Naturgy.

Actualmente, hay 24,5 gigavatios de potencia instalada de ciclos combinados y únicamente 17,7 gigavatios lograron producir en 2022 electricidad en momentos de mayor necesidad de potencia, debido a la baja hidraulicidad y caída en la generación renovable. Si se quiere afrontar con seguridad los compromisos que el PNIEC baraja para 2030 de renovable, habrá que invertir en nuevos proyectos de ciclos combinados como energía de respaldo al futuro mix de generación.

Hay que recordar que en 2035 los siete grupos nucleares que aportan electricidad al sistema estarán clausurados definitivamente, que no habrá centrales de carbón y que la hidraulicidad no es una garantía. La única salida que hay para afrontar los momentos de baja generación eléctrica porque no sopla el viento o no hay sol son los ciclos combinados.

Todo cambia en 2030

El documento elaborado por PWC para la Fundación Naturgy hace precisamente hincapié en las situaciones y circunstancias que se van a dar a partir de 2030 y para las que el sistema debe estar preparado. Los ejercicios 2021 y 2022 han servido de prueba y se han convertido en una piedra de toque para el sistema eléctrico.

El 4 de octubre de 2022 se produjo una situación límite de estrés eléctrico, en la cual se demostró la vulnerabilidad del sistema porque se produjeron a la vez varias circunstancias desfavorables y se demostró que los ciclos combinados que hay en la actualidad tampoco pueden afrontar y soportar circunstancias extremas.

En esa fecha, se registró una baja producción eólica, bubo problemas con Francia y Portugal, arrastrábamos una fuerte sequía y la generación nuclear también cayó en picado. En esa situación extrema, solo pudieron utilizarse 17,7 gigas de los 24,5 gigavatios que están en explotación, con lo que el sistema estuvo de petar.

El informe elaborado por PWC advierte que, si se mantiene la potencia instalada actual tal y como prevé el plan del Gobierno en el PNIEC con una gran dependencia de energías renovables, es posible que en 2030 habrá momentos en los que se requerirá una potencia máxima de hasta 23 gigavatios de ciclos combinados, algo para lo que el actual sistema no está preparado, por lo que habrá elevados riesgos de cobertura.

Actuar con celeridad

Ante tal circunstancia, los expertos que han participado en la presentación del documento han advertido al Gobierno de Pedro Sánchez de la necesidad afrontar urgentemente esta situación. “Los ciclos van a ser más necesarios a largo plazo en su aporte de flexibilidad que el actual, y nos obliga a reaccionar con celeridad”, señalan.

“El funcionamiento de los ciclos combinados en el actual mix de generación ha cambiado y los 24,5 gigavatios construidos se mantienen invariables para 2030”, se comenta en el documento, cuando se ha demostrado que ahora mismo es muy justo para hacer frente a momentos de estrés.

La incorporación de nueva potencia renovable al sistema ha provocado además que las centrales de ciclos combinados hayan tenido que adaptar su aportación y estar más horas generando electricidad, lo que hace que las instalaciones se tengan que revisar cada vez más rápido y más veces, lo que obliga a realizar paradas más largas.

Por otro lado, el parque actual comienza a tener años, ya que en 2002, entró la primera central en funcionamiento, en San Roque. El periodo de vida útil de una instalación de este tipo es de 25 años por lo que se necesita construir nuevos grupos porque el actual estará viejo en 2030.

José Luis Gil, director de Regulación de Naturgy, ha comentado al respecto que hay instalaciones con más de un arranque al día, lo que obliga a hacer constantes labores de mantenimiento y afrontar mayores inversiones. “En un mercado marginalista como el actual la vía para pagar los gastos se estrecha mucho”, señala.

Luis Carlos Postigo, responsable de Gas&Services South West Europe, de Siemens Energy, incide en este aspecto y comenta que el nuevo sistema está obligando ya a realizar paradas más largas. De los 35 días actuales que ocupa una revisión se va a pasar a 45-50 días, debido a las piezas y componentes que habrá que cambiar, ya que las centrales están muchas veces al máximo de su potencia.

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