La compañía debutó en Bolsa con una revalorización del 23% animada por la solidez en todas sus líneas de negocio. Desde entonces, sin embargo, el declive ha sido progresivo ante la constante decepción en sus resultados. Una tendencia negativa que los expertos esperan pueda cambiar pronto.
Entre enero y septiembre, la aseguradora ha registrado unas pérdidas de 14,7 millones de euros frente a las ganancias de 58,3 millones de igual período del año anterior. Un deterioro que el grupo ha achacado al impacto de la inflación en los costes de sus servicios.
No obstante, en el tercer trimestre estanco registró un beneficio de 900.000 euros que parece marcar un proceso de inflexión. En este sentido, los analistas creen que la progresiva contención del IPC prevista en los próximos meses supondrá, sin que la subida de los tipos haya provocado una recesión, supondrá una menor presión sobre sus cuentas.
El mercado, sin embargo, espera las evidencias de este posible cambio de tendencia y se lo toma con calma a la espera de los resultados de este último tramo del ejercicio. Estas dudas han puesto de nuevo en riesgo el nivel de los 0,9 euros por acción.
Una cota crítica a la que debe aferrarse el valor si no quiere seguir profundizando hacia zona de mínimos históricos marcados este año sobre los 0,81 euros. Cómo será la cosa, señalan en los patios de operaciones que sus principales accionistas, Jaime Botín y Fernando Masaveu han tenido que acudir en rescate de la aseguradora con nuevas compras que refuerzan su posición en el grupo.