"El retraso en la operación deja una lectura muy negativa de cuál es el sentimiento de mercado hacia la renta variable en este momento. Los inversores ven ahora mucho más atractiva la renta fija y son mucho más exigentes en precio con los nuevos candidatos a empezar a cotizar. Que la operación de un gigante como CVC se haya parado dos veces en apenas un año no puede ser más sintomático", señalan en una gran gestora nacional.
Esta vez la excusa de CVC es el aumento de la tensión en Oriente Medio, como en 2022 lo fue el comienzo del conflicto bélico de Ucrania y Rusia. Pero en este escenario tan complejo otras compañías sí han dado el salto al parqué. Ahí está el caso del diseñador de chips Arm, que debutó a mediados de septiembre en Wall Street con una fuerte demanda y que se mantiene en niveles muy similares al precio de colocación.
Queda claro que el mercado se ha puesto mucho más complicado en este primer tercio del último trimestre del año, pero también lo es que a las empresas les cuesta mucho bajarse de sus planteamientos de ingresos iniciales. Y CVC es un caso bastante claro, porque en un escenario que va a mantener los tipos interés altos durante varios trimestres aún, las compañías de 'private equity' van a sufrir.
Blacksone y EQT
Eso demuestra los resultados que han presentado competidores como Blackstone o EQT, que como todos los grandes actores del capital riesgo están pagando las consecuencias de una financiación cara después de muchos años de tipos de interés cero que fueron la panacea de una época dorada para la compra de empresas. Ahora toca asumir que las reglas del juego han cambiado, pero las compañías se lo piensan.
En España, todo apunta a otro año con el contador a cero. Ya no hay tiempo material para sacar adelante algunas de las operaciones que se han ido gestando a lo largo de 2023 -ID Energy Group, Consentino, Mecalux y Tendam, esta última participada precisamente por CVC y que lleva ya mucho tiempo en las quinielas, con continuas idas y venidas- y con suerte alguna de ellas podría estar en marcha para la primavera de 2024.
Por lo tanto, toca armarse de paciencia porque el segundo retraso de CVC supone un apagón para todo el negocio mundial de salidas a bolsa, que esperaba que esta colocación de acciones -un mínimo de un 10% del capital valorado en 1.500 millones de euros- sirviera de guía para las empresas que vendrían después. De momento, el frenazo a la operación marca un antes y un después en un 2023 que se puede dar por amortizado.