La autoridad de la competencia Cade había aprobado la operación sin ningún tipo de reservas, dejando el “ok” final en manos de Anatel, el regulador brasileño, muy presionada por las operadoras regionales hostiles a la operación. Los firmantes del acuerdo, Vivo y el fondo inversor, estaban encantados con la decisión de Cade, del que destacó su racionalidad y sentido estratégico.
Así, el reparto al 50/50 de la operación móvil 5G, adjudicada a Winity por 1.400 millones de Reales (unos 265 millones de euros, un 806% más que el precio de partida) no solo fpermitirá alcanzar los objetivos de cobertura de ambas operadoras, sino también reúne las condiciones para alcanzar los objetivos de cobertura fijados en la subasta 5G realizada en noviembre 2021.
De hecho, Cade dejó en manos de Anatel la responsabilidad de la decisión final, considerando que está mejor situada para estudiar eventuales riesgos antitrust y para la competencia. Los expertos también llevaban tiempo hablando de las condiciones que Anatel contemplaba exigir a Vivo y Winity. Y éstas empezaban por el rechazo del acuerdos de RAN Sharing con Tim y Claro, para utilizar el espectro de 3,5GHz y 2,3GHz, necesario para operar en las ciudades con menos de 100.000 habitantes adjudicadas a Winity.
Oposición clara
Christian Gebara, CEO de la filial de Telefónica en Brasil, fue muy claro al respecto. Sin esperar a la decisión de Anatel, advirtió que será todo lo firmado con Winity lo que está en juego, dejando abierta la posibilidad de poner un punto final al acuerdo. Según los analistas, la autoridad de la competencia tiene muy claro su objetivo. Para frenar las ambiciones de las tres grandes operadoras, se les debería impedir actuar con ventajas competitivas en pequeñas ciudades, utilizando acuerdos de RAN Sharing, para hacer una feroz competencia y hasta estrangular las operadoras regionales.
El CEO de Vivo rechaza tal interpretación. Según su versión, lo que está en juego no tiene nada que ver con “ventajas competitivas”, sino con garantizar el equilibrio del mercado. Subraya, al respecto, que los acuerdos de RAN Sharing son imprescindibles para acelerar la expansión de la red y de los servicios 5G, no tanto en las grandes metrópolis, donde Vivo, Tim y Claro ya se hacen una feroz competencia, sino en aquellas ciudades con menos de 100.000 habitantes.
Muchos argumentos
Son muchos los argumentos de Vivo para sostener la viabilidad y la necesidad del acuerdo de alquiler de 50% de la capacidad de red en los 700 MHz adjudicada a Winity en 1.100 ciudades. Empezando por el uso más eficiente del espectro; un modelo innovador de reparto de negocios en el mercado mayorista; la ampliación y mejora de la calidad y de la accesibilidad del servicio móvil; un incremento de la competitividad con operadoras regionales en 1.100 ciudades; sin olvidar la construcción de 3.500 torres de antenas y 'sites' de infraestructura hasta 2030.
Los denominados "remedios" (o condiciones) reclamados por las operadoras regionales y asumidos por Anatel, pasan mucho por la posibilidad de firmar contratos de roaming hasta 2030, en toda la área de actuación de Winity. Así, según los analistas, el principal objetivo del veto anunciado por la autoridad reguladora, es la firma de los acuerdos RAN Sharing entre Vivo, Claro y Tim, en el espectro de 3,5GHz y 2,3GHz, en ciudades con menos de 100.000 habitantes. Un veto dirigido claramente contra Vivo, que buscaría frenar su margen de maniobra en mercados aún en manos de operadoras locales.
Posición fominante
Con sus nuevas condiciones, Anatel quiere a todas luces impedir que Telefónica Brasil cope una posición dominante en el mercado mayorista de acceso a la red móvil 5G, principalmente en las frecuencias inferiores a 1GHz. Explicación. La reguladora ve riesgos de cierre de acceso a la red móvil mayorista, con unos impactos negativas en el servicio 5G de voz y datos. Anatel confía, así, en que Vivo no tomará medidas radicales y que acabará aceptando su veredicto.
De hecho, cualquier aque sea la decisión de Telefónica Brasil, lo que hace ahora Anatel tendrá fuerza de ley antes de final del próximo año, con la aplicación de una nueve legislación. Se trata del llamado Plan General de Metas de Competencia (PGMC), que incorpora la misma limitación de RAN Sharing en los 3,5GHZ y los 2,3GHZ, que tendrá una aplicación general. O sea aplicada a todos las operadoras, en ciudades con menos de 100.000 habitantes.
De lo que no cabe duda, también, es que Winity necesita tener a Vivo como una aliada, ya que sin su ayuda no podrá alcanzar los ratios previstos de cobertura y de expansión de su red. Y tampoco recuperar su inversión, cubierto por el fondo Patria, y que pagó una prima del 805% por la licencia 5G, por un plazo de 20 años, con compromisos de inversión a medio plazo, como la construcción en los próximos años de una red de 5.000 torres de antenas.
Con Vivo, las proyecciones son de otro calado. El acuerdo con Winity se inserta en una estrategia global de expansión de la red y de los servicios 5G, tecnología que según las previsiones realizadas por el equipo de Christian Gebara, en un plazo máximo de dos décadas ya estará 100% operacional en 1.600 ciudades que concentran un 90% del PIB brasileño.