Sin embargo, el modelo de negocio de Squirrel Media se diferencia por una fuerte diversificación tanto geográfica como de actividad. El grupo, muy bien posicionado en Europa y Latinoamérica cuenta con cuatro grandes áreas: publicidad, contenidos, medios de comunicación y TMT services, con las que se prevé impulsar su beneficio por encima de los 40 millones en 2024.
Unas proyecciones apuntadas en su plan de negocio que el grupo presidido por Pablo Pereiro Lage parece estar cumpliendo. Entre enero y junio de este año ha ganado 6,5 millones de euros, un 42 % más respecto al año anterior con un Ebitda por encima de los 10 millones y un volumen de negocio de más de 50 millones tras crecer un 36 %.
Estas cifras han consolidado a Squirrel Media como el grupo de comunicación de mayor crecimiento en España, además de incrementar su importancia como marca de referencia en producción y distribución de contenidos audiovisuales a nivel global. Una dinámica que espera refrendar en el tercer trimestre, una vez cerrada además la compra de Mondo TV Studios.
Esta última operación viene a confirmar los esfuerzos del grupo para seguir creciendo vía inorgánica una vez completada la integración de Grupo Ganga, líder en producción en España, y a la distribuidora de cine BF Distribution, la más relevante de América Latina.
Este esfuerzo, sin embargo, ha llevado al grupo a incrementar su deuda financiera neta en un 47 %, hasta los 23 millones de euros a junio, justo en un momento delicado por la subida de los tipos de interés. Quizás sean aquí donde surgen las principales dudas del mercado respecto a la evolución prevista de sus cuentas.
Lo cierto es que el precio de la acción ha caído más de un 30 % en lo que va de año, con un perfil bajista que ha provocado la ruptura en cadena de importantes niveles de soporte que dejan al valor en una situación preocupante. Sin embargo, lo más lógico, señalan los analistas, es que el mercado acabe poniendo en valor la buena marcha de la compañía y la cotización vuelva a rebotar por encima de los 2,5 euros por acción como mínimo. De momento, desde el punto de vista de las cuentas no hay motivo para desconfiar.