El día de fin de año lleno el depósito de gasolina en una estación de servicio, un pequeño ahorro sin colas y un despliegue de la prensa madrileña junto a la caja. Un señor con aire de jubilado lamenta a la vista de los titulares la mala situación de esta España. Le pregunto si en su situación de jubilado recibe puntualmente su pensión. Responde:” con eso no basta, aunque los pensionistas seamos un colectivo numeroso, porque muchos de” los demás” lo están pasando mal.”
Una pequeña parte del colectivo “los demás”, a 200m de la estación de servicio. se persona masivamente a la hora del aperitivo. Dificilísimo encontrar una mesa, familias con niños, más niños que perros, papás y mamás más risueños que tristes.
Naturalmente pocos han leído la prensa alemana ni se interesa por sus marchosos comentarios sobre la economía española y el contraste de nuestra cotidianidad con las huelgas en el Reino Unido y del desbarajuste en la Cámara de Representantes de la gran democracia estadounidense.
Nada dice el Frankfurter sobre el malestar de los médicos de asistencia primaria -no son los únicos- y el resto de sanitarios, pero tampoco se dijo mucho por los señalados como responsables cuando la gran manifestación de ese colectivo clínico recorrió las calles de Madrid.
¿Entramos los españoles con buen pie como se comenta por Europa o cojeando estrepitosamente como decía el señor de la gasolinera a la vista de los titulares de la prensa madrileña a la que prestaba su atención?
A mi entender lo preocupante en este invierno-estival con pantanos medio llenos o medio vacíos y otras anomalías climáticas, es el riesgo de que nos auto expulsemos de este Paraíso que todavía sigue siendo el Planeta Tierra. Además, si en las Cortes españolas alguien hiciese de traductor del Frankfurter alemán quizá se calmasen los ánimos e incluso nos felicitásemos.