Tipos de interés que hace 15 años no hubieran sobresaltado a nadie tienen hoy revolucionado el mercado hipotecario. El problema es de donde venimos, de tipos negativos hasta la primavera de 2022 que habían malacostumbrado al personal. “Hemos pasado de unos precios de las hipotecas absolutamente de saldo a otros que en condiciones normales serían normalísimos, pero que ahora parecen una montaña imposible de escalar”, señalan fuentes del sector.
De momento, no hay indicio alguno de relajación. Que el Banco Central Europeo vaya a subir los tipos de interés en varias ocasiones más en este comienzo de año no anuncia nada bueno. Los analistas, cuyas previsiones fueron totalmente destrozadas por la realidad el año pasado, ya se curan en salud diciendo que, como mínimo, el Euribor escalará hasta el 3,5% este año. Parece poco arriesgado el pronóstico teniendo en cuenta que ya estamos en el 3,3% y subiendo.
Otros, como la asociación de consumidores Asufin o los analistas de Bankinter creen que sólo es cuestión de tiempo que llegue hasta el 4%. Sería a mediados de año, cuando más o menos se podría ver el final de las subidas de los tipos de interés en Europa. El mercado está apostando porque después del verano habrá tipos de interés en la zona euro del 3,5% y eso empujará al índice, que podría relajarse después. Lo único seguro es que 2023 no será tan malo en términos de subidas como 2022.
Regreso al pasado
Otra cosa es que el Euríbor pueda volver hasta poco más del 2% como pronostica Bankinter para 2024. De momento toca sufrir. Quien quiera comprar una vivienda tendrá que aceptar precios de las hipotecas sensiblemente más elevados. En el caso de las del tipo fijo, que liberan a los hipotecados de vivir pendiente del Euríbor, podría llegar hasta niveles del 5%, como pronostican los expertos de HelpMyCash. Incluyendo todos los gastos, la mayoría de estos préstamos ya han superado sobradamente el nivel del 4%.
En otras firmas como iAhorro creen que el precio de las hipotecas fijas se situará en torno al 3% para los perfiles buenos -es decir, para aquellos que pueden contratar un número elevado de productos- y del 3% para los medios. El problema es que se van a quedar fuera de juego muchas familias que la pasada primavera podían contratar estas hipotecas al 1,5% y a las que ahora, sencillamente, no les cuadran los números. En un entorno de debilidad económica, la banca es ahora más exigente.
Muchos hogares que necesitan comprar se pueden ver obligados a optar por las hipotecas variables, que unen su precio al del Euribor. Los bancos siguen relajando las condiciones de estos préstamos, que ahora son mucho más razonables en precio. Pero, a la vista de como ha terminado el año pasado y ha empezado el nuevo el Euríbor, hay razones para que las familias más conservadoras tengan miedo a esta modalidad. El mercado no puede estar más revuelto.