Entre esas medias anticrisis se encuentra la reducción de este tributo en el caso de los productos alimentarios básicos y más frecuentes en la cesta de la compra como son huevos, pan, verduras o harinas. Un impuesto que las haciendas vascas no pueden regular, pero sí cobrar por ello.
Por tanto, es lógico adivinar que este recorte tributario tendrá un impacto importante en la fiscalidad vasca que obtiene más dinero del IVA que del IRPF por poner un ejemplo. De normal, cuatro de cada diez euros que llegan a las arcas forales proceden de esta recaudación.
Si, antes de esta noticia, el Consejo Vasco de Finanzas auguraba una recaudación que superaría los 18.000 millones de euros en el 2023, por ahora no se sabe qué reducción se aplicará a esa cifra con la bajada del IVA anunciada por el ejecutivo nacional.
Ni siquiera con los 200 millones de euros en concepto de gravamen a las energéticas y bancos, que recibirán directamente de Madrid, se podrá compensar todo lo que se perderá en recaudación en este sentido. Una previsión de dinero sobre la que se vertebraron unos presupuestos autonómicos de récord, así como las cuentas forales de los tres territorios para los próximos 365 días.
Más margen para Euskadi
También en materia fiscal, desde hace un par de días Euskadi tiene más margen de maniobra para llevar a cabo todo lo relativo a la gestión y la recaudación del conocido como impuesto de solidaridad que se centra en las grandes fortunas; aprobado recientemente en el Congreso.
Así las cosas, con el acuerdo rubricado hace unos días en Madrid, este nuevo impuesto se incluirá dentro del Concierto Económico Vasco y completará al del patrimonio que se gestiona desde el gobierno central.
De nuevo se pone sobre la mesa el pacto que desde hace años mantienen ambas partes. A diferencia de otras comunidades autónomas, Euskadi se encarga de la recaudación de la mayor parte de los impuestos nacionales, además de tener transferidas una serie de competencias. Así pues, en el caso de los servicios que no tiene asumidos, cada año paga al Estado una cantidad; lo que se conoce como el cupo.
Precisamente, en las últimas semanas tanto Euskadi como Navarra han ratificado la alianza con el ejecutivo que preside Pedro Sánchez y por la que se procedió a la renovación del cupo hasta el año 2026 (2024 en el caso del territorio navarro).
Nuevos gravámenes tributarios
Con este acuerdo queda, por tanto, fijado ese nuevo impuesto a las grandes fortunas. De esta forma durante los próximos dos años se gravará a aquellos que tengan un patrimonio por encima de los 3 millones de euros (con una exención a los 700.000 primeros euros). En el caso del País Vasco, este nuevo impuesto (que servirá para financiar políticas sociales) afectará a medio millar de vascos que tienen bienes por un valor neto superior a los 10 millones de euros.
En esa misma reunión entre la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, se cerraron también otros dos impuestos: el que se aplicará sobre las energéticas que el pasado 2019 facturasen más de 1.000 millones de euros, salvo aquellas cuya actividad energética no sea la principal de su negocio; y el de la banca, que recaerá en concepto de los intereses y comisiones brutas cobradas a los clientes siempre y cuando estas hubieran superado los 800 millones de euros en 2019.