ANÁLISIS

El FMI advierte a España de las debilidades de la economía y enfría el optimismo de Calviño

El or­ga­nismo mun­dial ad­vierte en su nuevo in­forme de co­yun­tura de que nuevas tur­bu­len­cias re­du­cirán el cre­ci­miento

Nadia Calviño.
Nadia Calviño.

A la es­pera del aná­lisis de co­yun­tura eco­nó­mica mun­dial que tiene pre­visto di­fundir el FMI en breve, con­viene re­cordar que el primer in­forme pu­bli­cado sobre España -de eso hace una se­mana- es­taba lleno de ad­ver­ten­cias sobre las de­bi­li­dades de la eco­nomía es­pañola. Sobre todo, si se com­para con prin­ci­pales pares de España, tanto de la Unión Europea como de la OCDE. A la luz de estos in­di­cios, el op­ti­mismo de Nuria Calviño pa­rece ex­ce­sivo.

Pese a ello, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, aseguraba que el FMI ratificaba las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez. Tras calificarlo de “muy positivo”, aseguraba que “avala la política económica del Gobierno, sobre todo, la respuesta a la inflación, la responsabilidad fiscal y el despliegue de las inversiones y reformas del Plan de Recuperación que ya está teniendo un impacto importante”.

Es cierto que el organismo internacional valora “el fuerte repunte del turismo y otros servicios” en España, que respaldan “el crecimiento en 2022, y los niveles de empleo”, que, según el organismo internacional, “han superado su nivel previo a la pandemia”.

Pero el FMI también advertía de que los elevados precios mundiales de la energía y los alimentos, el debilitamiento del crecimiento de los socios comerciales de España, el deterioro de la confianza de los consumidores y de las empresas y el aumento de los tipos de interés “han frenado la recuperación de la producción”. De hecho, el organismo mundial retrasa hasta “principios” de 2024 el retorno de la actividad económica a los niveles previos a la pandemia, pese a la estimación provisional del INE de que el PIB ha crecido el 5,5 % en 2022.

Así, pese a este crecimiento, España sigue a la cola de los socios comunitarios en recuperación del PIB, mientras se sitúa a la cabeza en el aumento de la deuda. Según los datos de la Contabilidad Nacional, España está todavía el 1,4% por detrás del PIB del cuarto trimestre de 2019, con un aumento del 15% de deuda pública. Destacados economistas, como Daniel Lacalle, definen la situación actual de España como la de un país que no crece, si no que se endeuda.

Resistencia a las actualizaciones

Además, es un éxito relativo si se tiene en cuenta que el Gobierno estimó en el Proyecto de Ley de Presupuestos que envió a Bruselas un incremento del PIB del 7%, que Calviño se resistió a modificar durante muchos meses. Ahora, aunque según el INE la economía española ha crecido el 5,5%, ha despedido el año con una ralentización casi total.

Los datos del PIB del cuarto trimestre reflejan que casi todas sus partidas se contraen, con la excepción del gasto público. Así, el gasto en consumo de los hogares ha caído el 1,8%. La inversión ha vuelto a caer por segundo trimestre consecutivo. Lo ha hecho el 1,2% tras haber bajado el 0,8% en el tercero. En cuanto al global de la demanda nacional ha caído el 0,9%. Las exportaciones lo han hecho el 1,1% y las importaciones el 4,2%.

Informe previo

Cuesta también interpretar de forma tan optimista como el Gobierno el informe del FMI si se tiene en cuenta que en esas mismas fechas el organismo mundial publicó otro documento titulado “Spain, selected issues” en el que comienza advirtiendo de que “la productividad laboral es débil en varias dimensiones: es significativamente menor que en algunas economías pares, su tasa de crecimiento ha sido baja y no ha favorecido la convergencia”.

Advertía en este mismo sentido que “el débil comportamiento de la productividad laboral en relación con sus pares lo es en todos los sectores”.

Destacada también por las consecuencias que tiene en el retraso de la modernización de la estructura económica el FMI que España “sigue ocupando un lugar relativamente bajo en innovación empresarial, lo que puede ser fundamental para el crecimiento de la productividad”.

Caída de la I6D empresarial

Para los expertos del FMI ha caído “el apoyo general del gobierno a la I+D empresarial. El número de empresas que realizan I+D y el número de beneficiarios de desgravaciones fiscales en I+D han ido descendiendo en los últimos años”.

Concluye que “además de I+D+i, las empresas españolas también van a la zaga en otras actividades innovadoras, incluidas colaboraciones empresariales y público-privadas, innovaciones de procesos y gastos innovadores no relacionados con I+D”.

Con estos antecedentes resultará de especial interés conocer las previsiones y observaciones que realice en las próximas horas el FMI sobre la coyuntura económica mundial.

El pasado viernes anticipaba ya en su página web que “los choques que han afectado a la economía en los años recientes han provocado nuevas turbulencias y en muchos casos han llevado a provocar tensiones internas en los países. Estas mismas tensiones han aumentado los niveles de incertidumbre hasta umbrales excepcionalmente altos que, además, han dañado el crecimiento económico como confirman sus investigaciones”.

Aunque sin los ingresos por turismo y las ayudas comunitarias todo podría haber sido mucho peor, el Gobierno tendría un gesto de Estado si reconociera que los datos actuales de la economía española no son buenos y se empeñara en fortalecer el sector productivo español, que como repite el FMI, está muy por debajo de sus pares europeos. Sin productividad no hay futuro. También resulta urgente conocer qué pretende hacer en este sentido la oposición cuando llegue al poder.

Haber crecido este año más que los socios comunitarios es estimulante, pero no se ignorar que la economía española no está bien. Lo recuerdan los niveles desbocados de deuda, los bajos niveles de inversión, el mayor índice de paro de la Unión Europea y uno de los mayores índices de pobreza de toda Europa. Son una exigencia para actuar con determinación.

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