En este entorno de precios altos persistentes, aunque en proceso de estabilización, los expertos de Tressis no dudan en que los bancos centrales continuarán con su política de subida de tipos y reducción de balance en las próximas reuniones.
Esta presión mantendrá una elevada la volatilidad en los mercados financieros. En este escenario, la firma considera que la prudencia debe continuar imperando en las carteras de inversión. Esta es una de las principales conclusiones de la reciente presentación de perspectivas de inversión de Tressis, sociedad especializada en la gestión de patrimonios y planificación financiera, que ha presentado José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis, junto a Daniel Lacalle, economista jefe de la entidad.
El año 2023, pese a todo, presenta un entorno atractivo para buscar inversiones a largo plazo de manera selectiva. Los grandes patrimonios se han construido mejor en años caracterizados por una leve caída o estancamiento. En este sentido, el economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle, recuerda que “en periodos similares de contracción monetaria se ha comprobado que la inversión por fundamentales, poniendo en valor los beneficios y márgenes empresariales, funciona”.
Por ello, posiblemente nos encontramos ante uno de los mejores años para la inversión por fundamentales. Conviene recordar que muchos países seguirán creciendo en el mundo, mientras que muchos sectores, como por ejemplo el lujo, la tecnología o la salud, van a tener muy buenos registros.
Uno de los factores que deberán tener en cuenta los inversores para este año es que la contracción monetaria suele generar períodos de mayor volatilidad, pero también donde se pueden encontrar las mejores oportunidades para rentabilizar el dinero.
Las mejores oportunidades se encontrarán en la renta variable
Entre los mercados con más potencial para conseguir estos objetivos de rentabilidad se encuentra la renta variable En concreto, señalan en Tressis, la primera parte del año será más favorable para los sectores más defensivos y las compañías con políticas de distribución de beneficios sostenibles a sus accionistas.
La sociedad está apostando, por tanto, por los fondos centrados en estas características al proporcionar una cobertura tanto contra la inflación como contra la volatilidad en periodos de subidas de tipos como el actual. Al tiempo que considera que es un buen momento para inclinarse por los mercados desarrollados frente a los emergentes y por las empresas de mayor capitalización frente a las pequeñas.
“Toda vez que las acciones han ajustado el impacto de las subidas en los tipos de interés, serán los beneficios empresariales y su evolución los que irán marcando el rumbo de las bolsas”, ha apuntado Lacalle.
Por sectores, los más defensivos y aquellos con capacidad para fijar precios deberán seguir teniendo una mejor evolución a nivel global. En este sentido, Maté indica que “para la primera parte del año estamos positivos en salud, consumo básico, defensa, lujo, telecomunicaciones y energías renovables”.
La firma, en cualquier caso, también aconseja incorporar a la cartera otras industrias menos defensivas, pero cuyas valoraciones se encuentran a múltiplos atractivos después de varios años de ajustes.
En este saco, la firma incluye sectores como software, semiconductores, comercio electrónico, biotecnología, Internet o servicios financieros. La firma considera que, en general, las empresas de estos subsectores serán capaces de crecer a doble dígito, sin experimentar problemas serios de capital circulante y con suficiente caja para capear la situación actual.
La renta fija recupera interés después de una década
La renta fija también será otra de las grandes opciones para este año, al volver a ofrecer unas valoraciones atractivas y unas rentabilidades que no se veían desde hace una década. Además, apunta desde Tressis “no debemos olvidar que la renta fija nos puede brindar oportunidades para reducir el riesgo de las carteras a la vez que nos ofrece la ventaja de la diversificación”.
La rentabilidad de los bonos en todos sus plazos ha aumentado por la subida de los tipos oficiales, y es posible que continúen subiendo a medida que se reduzca el balance de los bancos centrales y que la inflación subyacente se mantenga elevada. En este sentido, la firma ha arrancado 2023 con posiciones en activos de menor plazo y un mayor peso en las carteras de renta fija privada con grado de inversión.
La firma sigue observando cierto riesgo en la renta fija a largo plazo, aunque sea limitado en el actual contexto de subidas de tipos de interés. No obstante, mantienen algunas posiciones en cartera con el fin de compensar los episodios de volatilidad.
La búsqueda de rentabilidad en materias primas genera ciertas dudas
Más incertidumbres generan las materias primas para este ejercicio. En principio cabe esperar un retroceso de los precios a medida que la demanda disminuya. Sin embargo, la escasez de oferta provocada, en algunos casos, por la reducción de inversión y desarrollo en los últimos años, mantendrá los precios relativamente altos frente a su media histórica.
Todo dependerá del tipo de materia prima y de la evolución de la crisis. En el caso de la energía, los precios del petróleo alcanzaron máximos de una década en 2022. A partir de ahora cabe esperar una estabilización en niveles relativamente elevados, aunque para ello la restrictiva postura de la OPEP, la crudeza del invierno y cómo sea de profunda la ralentización del crecimiento serán determinantes.
En cuanto a los metales básicos la firma recuerda que el en primer trimestre del año pasado llegaron a máximos históricos para retroceder después un 30%. Estos ajustes invitan a Tressis a mostrarse positivos en aquellos metales relacionados con la transición energética y piensan que no se deberían ver mayores caídas en precios. Sin duda, su evolución estará marcada por la desaceleración de la economía china.
Las dudas se incrementan aún más en torno a los metales preciosos después del escaso empuje mostrado tras el inicio de la guerra en Ucrania. Con todo, para este inicio de 2023, la entidad considera que el oro seguirá siendo un buen activo para protegerse de una inflación persistente, especialmente en un contexto de tipos de interés reales negativos.