Vaya por delante que 2022 ha sido un ejercicio sencillamente excepcional. La extraordinaria subida de los tipos de interés (hasta el 2,5% en la zona euro, más lo que viene en este primer trimestre) ha sacudido los mercados de forma extraordinaria. Las pérdidas han sido brutales en el segmento de los fondos de renta fija, que han pagado a precio de oro el brutal giro de las política monetaria de los bancos centrales.
Que menos de un 5% de los fondos de renta fija haya hecho ganar dinero a sus partícipes el año pasado demuestra hasta qué punto ha sido elevada la escala del terremoto que ha sacudido a los mercados. La herida es de proporciones siderales, porque en el otro lado, en el de los fondos de bolsa, el saldo no es mucho mejor. Sólo un 7% de los fondos comercializados en España ha esquivado los números rojos.
Un asunto especialmente relevante si se tiene en cuenta que las pérdidas están muy repartidas. En diciembre, ha entrado dinero nuevo por valor de 1.400 millones de euros. Nada que ver con lo que ha ocurrido en otros mercados europeos, donde millares de inversores han entonado aquello de "coge el dinero y corre". Si España ha sido la gran excepción es porque los bancos se han dejado la piel en acelerar su negocio de fondos.
Mientras siguen admitiendo sin recato que la guerra de los depósitos no va con ellas, las grandes entidades financieras no han aflojado ni un ápice a la hora de vender los conocidos como fondos de rentabilidad objetivo, a los que han convertido en las nuevas estrellas de su oferta comercial. Estos productos invierten en deuda de países europeos, especialmente de Italia y de España.
Tipos al 3%
Con los tipos oficiales camino del 3%, estos fondos están en disposición de dar a los inversores rentabilidades positivas moderadas. Pero habrá que esperar a los rendimientos reales, excluyendo comisiones. "Un objetivo debería ser superar a las Letras del Tesoro, que ahora están dando cerca de un 2,5% a un año. Todo lo que esté por debajo de eso debería considerarse como poco relevante", señalan fuentes del sector.
En cualquier caso, los gestores de fondos se la juegan en 2023 tras un 2022 tan decepcionante en rentabilidades que, incluso después de la inyección de 17.000 millones de euros en dinero nuevo, el patrimonio total en estos productos ha caído algo más de un 3,5% hasta los 306.000 millones. Por lo tanto, de la calidad de la gestión de los fondos en 2023 va a depender que el dinero siga afluyendo hacía estos productos.
La clave, sin duda, estará en los productos a tipo fijo, que han acaparado alrededor del 80% de las suscripciones de 2022. "Con la subida de tipos, las nuevas emisiones están ofreciendo cupones en algunos casos muy interesantes. De la elección de las mejores y la de combinación de las distintas duraciones dependerá el éxito de los gestores, que tras un año pasado horroroso tienen que ganarse la confianza del mercado", señalan en el sector.