El caso de eDreams, liderando esta negativa lista con un desplome del 56,3 %, es realmente paradójico pues su cotización venía de alcanzar su nivel más alto en ocho años a finales del 2021 a pesar de las ingentes pérdidas sufridas por las restricciones de la movilidad provocadas por la pandemia.
Una situación que a punto estuvo de obligar a la compañía a solicitar las ayudas de la SEPI. Sin embargo, la progresiva recuperación de la demanda le ha permitido obviar esta necesidad. De hecho, en su primer semestre fiscal de 2022 cerrado en septiembre, la agencia de viajes “online” ha registrado ingresos récord que han reducido considerablemente los números rojos y sitúan al grupo en la senda de recuperar el equilibrio financiero.
Esta notable mejoría del negocio parece confirmar, si nada se tuerce, las previsiones del grupo para marzo de 2025. Ejercicio en el que espera conseguir más de 7,25 millones de suscriptores, unos ingresos medios por usuario de 80 euros y un Ebitda Cash de 180 millones de euros. Perspectivas con las que espera dar un vuelco en Bolsa este nuevo año.
Fluidra, por su parte, ha cerrado 2022 con una caída en Bolsa del 56 % después de tocar máximos absolutos un año antes en cerca de 35 euros por acción. Un camino de ida y vuelta que ahora parece asentarse en las inmediaciones de los 14 euros por acción. Este profundo deteriora ha estado marcado por el recorte de previsiones realizado tras un decepcionante tercer trimestre.
Los resultados del grupo especializado en equipamiento de piscinas se han visto afectados por un entorno de mayor incertidumbre económica y los problemas en la cadena de suministros. Estos factores han terminado por afectar al canal de distribución de la empresa. Un contratiempo acentuado además por la acumulación de existencias para adelantarse a los aumentos de precios. Ahora, el grupo confía en la progresiva normalización de todas estas distorsiones.
Todo le ello le ha pasado una severa factura en el mercado. Los expertos técnicos no observan signos de reacción en el corto y medio plazo mientras no consiga recuperar y consolidar la cota de los 15 euros por acción. Entre tanto, bastante tendrá con conservar la tendencia lateral en la que parece haberse instalado en las últimas semanas.
También ha sido muy mal año para OHLA sin un momento apenas para el respiro en su espiral bajista. La gestión de la compañía se ha visto sacudida por la subida de tipos de interés, lo que compromete sus costes financieros. Reducir este lastre es uno de los grandes objetivos del grupo para afrontar los próximos meses en un sector que puede volver a resentirse si se confirmar los riesgos de recesión.
Además de las medidas de refinanciación, el grupo está intentando mejorar los ingresos, reforzando la contratación y la cartera de pedidos con el fin de soportar la pesada carga de su apalancamiento. Aunque los resultados empiezan a reflejar estos esfuerzos gracias a su crecimiento en el exterior, el mercado sigue mostrándose escéptico con el valor.
La cotización de OHLA ha caído un 56 % en 2022 para situarse por debajo de los 0,45 euros por acción, con un perfil netamente bajista que los expertos técnicos creen complicado que vaya a levantar en el corto plazo.