El saldo elaborado por el Banco de España muestra que en el tercer trimestre del ejercicio pasado, la riqueza financiera neta de los hogares bajó el 1,1% con respecto al mismo periodo del año anterior para situarse en los 1,859 billones (españoles) de euros.
En términos de PIB, la riqueza financiera de familias e instituciones sin ánimo de lucro representaba el 142,8% de la riqueza generada por el país; lo que supone un descenso de 17,1 puntos porcentuales o, lo que es lo mismo, la pérdida del 10,7% de la riqueza de las familias.
Según el banco central español buena parte de esa diferencia respecto al PIB se debe al crecimiento económico del país. Pero la reducción relativa de riqueza duplica con creces el crecimiento del 5% en el producto interior bruto y deja en evidencia que la pérdida de poder adquisitivo de las familias como consecuencia del alza de los precios y el encarecimiento de las hipotecas y la reducción del ahorro constatado en meses anteriores, está también detrás de esta evolución.
Los activos financieros de los hogares y las entidades sin ánimo de lucro se situaban al cierre de septiembre pasado por encima de los 2,619 billones de euros, el 0,5% inferior al de un año antes. Esta bajada refleja una revalorización negativa de dichos activos valorada en 63.300 millones de euros que, tal como indica el Banco de España, compensó la adquisición neta de activos financieros (50.400 millones) en el último año, concentrada en depósitos y, en menor medida, en acciones.
Medidos en relación con el PIB, los activos financieros de los hogares representaban el 201,2% a finales del tercer trimestre; es decir, 22,7 puntos porcentuales por debajo del nivel de un año a tes. menos que un año antes, aunque cinco puntos porcentuales por encima del volumen e activos que las familias poseían antes de la pandemia.
La cartera financiera de los particulares también ha registrado sensibles variaciones. Ahora, el ahorrador-inversor privado busca la liquidez del efectivo y los depósitos que crecen en 2,2 puntos porcentuales durante el tercer trimestre del pasado ejercicio para representar el 41% de su inversión; a costa de recortar 1,8 puntos la suscripción de seguros y fondos de pensiones que suponen el 13% de la cartera y rebajar en otros 0,8 puntos porcentuales -hasta el 14% del total- sus participaciones en fondos de inversión. En cambio, la inversión en acciones crece 0,2 puntos para suponer el 29% de las inversiones que realizan. Otros activos financieros suponen el 3% restante.
Gestión de la deuda
La deuda consolidada de las empresas, los hogares y las instituciones sin ánimo de lucro en 1,674 billones de euros en el tercer cuarto del año pasado. La deuda se situaba en un nivel similar al del ejercicio anterior y el 3,9% por encima de la registrada antes de la pandemia. Esa cifra incluye representa “una moderación significativa del endeudamiento” según el Banco de España, hasta el 128,6%, frente al 142,5% de septiembre de 2021; lo que supone una reducción efectiva del 9,7% en términos interanuales.
El propio banco central subraya que la variación en el volumen de deuda incluye las operaciones netas realizadas en el periodo, las revalorizaciones y otros factores como las cancelaciones unilaterales de préstamos o las reclasificaciones de los mismos por parte de las entidades.
No obstante, la gestión y evolución del exigible es muy diferente en cada uno de los sectores ya que mientras las empresas bajan su endeudamiento su deuda en más de 4.900 millones de euros para situarla en los 971.600 millones (equivalente al 74,3% del PIB), los hogares han tomado otro rumbo.
De hecho, el endeudamiento de las familias crece en más de 4.400 millones (+0,62%) de septiembre a septiembre, para situarse en los 707.500 millones de euros. No obstante, visto en perspectiva, la ratio de deuda de los hogares sobre el PIB se sitúa en el 54,4%, lo que supone un descenso de más de cinco puntos respecto al mismo periodo de 2021 y 2,4 puntos por debajo del que registraban a finales de 2019, antes de la pandemia.