Los de­par­ta­mentos de re­gu­la­ción con­si­deran que la pro­puesta en­viada a Bruselas es muy téc­nica

Las eléctricas reclaman más datos de la reforma energética que plantea Sánchez ante la UE

La energía nu­clear y la hi­dráu­lica ten­drán pre­cios re­gu­lados y el gas no mar­cará el coste de la luz

Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno.
Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno.

El sector eléc­trico man­tiene un si­lencio más que elo­cuente sobre la re­forma ener­gé­tica que el Gobierno de Sánchez ha ele­vado a Bruselas para evitar que el gas siga mar­cando el coste del re­cibo de la luz, tal y como ha su­ce­dido en el año más con­vulso que han su­frido las ta­rifas por culpa en parte de la guerra de Ucrania. La re­vo­lu­ción que el Ejecutivo quiere aplicar afec­tará al tra­ta­miento que re­ciben las cen­trales nu­cleares e hi­dráu­licas y que el gas no marque el precio final de la luz. Las ener­gías re­no­va­bles sal­drán mejor pa­radas de forma que be­ne­ficie a los con­su­mi­dores do­més­ti­cos.

Iberdrola, Endesa y Naturgy preferentemente, serán las grandes afectadas por lo que, de momento, se limitan a comentar que la propuesta es muy técnica y que “el departamento de regulación lo está estudiando a fondo”, pero nada más.

La explicación general de fuentes de las compañías es que se trata de una reforma amplia, que va a cambiar totalmente el mercado marginalista a corto y largo plazo, con mercados de capacidad.

Solo el consejero delegado de Endesa, José Bogas, se ha pronunciado en términos muy genéricos a la reforma. Bogas ha instado a diseñar un nuevo mercado de precios que evite la "ideología" y que vaya hacia un sistema que remunere "de manera adecuada" todas las tecnologías en favor del cliente.

Las declaraciones de Bogas se producen apenas un día después de que el Gobierno remitiera a Bruselas su propuesta para la reforma del mercado energético en Europa, un debate que se tratará en el seno de la Comisión Europa a partir de esta primavera, en el que sugiere la compra de energía a largo plazo para reducir la volatilidad y el precio de la electricidad.

La gran novedad de la propuesta gubernamental es que la última tecnología que entre en funcionamiento no marque el precio del resto de energías como lo está haciendo ahora el gas, con costes tan volátiles como insospechados. España logrado topar el precio del gas y ha vuelto a pedir a Bruselas una prórroga hasta finales de 2024 para seguir abaratando los precios.

De entrada, Iberdrola y Endesa sufrirán un golpe mayor en sus cuentas por la mayor aportación que tienen de generación nuclear e hidráulica. Pero también pueden compensarlo con el mayor peso que se va a dar a la generación verde, una tecnología en la que el sector está realizando elevadas inversiones.

Elecciones generales y la presidencia de la UE

Sánchez y su séquito de economía quieren dedicar los meses que les restan hasta las elecciones generales a modificar el sistema eléctrico y cambiar la fórmula que ha marcado en los últimos 20 años las tarifas. El mix energético basado en todo este tiempo en las energías tradicionales: nuclear, hidráulica, carbón y gas han dejado de tener sentido tras la explosiva entrada que están teniendo las energías renovables. De un 10% que aportaban las energías en 1998 se ha pasado a cerca de un 50% y el objetivo es llegar a alcanzar el 74% en 2030.

Si en el primer semestre del año no se han producido avances en esta dirección en la Unión Europea, el Gobierno aprovechará la presidencia española de la UE en el segundo semestre para cerrar la reforma energética que plantea. Es una de las grandes apuestas de Sánchez y quiere hacerse la foto de la firma.

La apuesta que se ha fijado Bruselas de restar protagonismo al gas y que apoyan todos los países de la Unión Europea se ha visto alimentada por el conflicto de Rusia con Ucrania que ha saltado por los aires toda la estructura energética de Europa. El alto precio del gas ha convulsionado los cimientos energéticos de toda la UE y ha obligado acelerar un cambio radical en las tecnologías que alimentan las redes eléctricas de toda Europa.

Algunos países como Alemania han tenido que modificar sobre la marcha su programa energético y han tenido que recuperar centrales de carbón que estaban paradas. En el caso nuclear, se ha dado la vuelta a la tortilla y se han retomado inversiones que estaban aparcadas.

Un sistema obsoleto

En el caso de España, se ha mantenido el plan establecido de cerrar las centrales nucleares y de carbón, según estaba previsto, pero se quiere cambiar la estructura actual y el mecanismo de tarifas que ha prevalecido en las últimas dos décadas. Un sistema que, en palabras de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, está “obsoleto”. Además, se considera que las energías renovables “no están beneficiando a los consumidores” pero sí a los promotores.

“Necesitamos una mayor seguridad y certidumbre con respecto al acceso y a la seguridad de suministro y queremos que las nuevas oportunidades de tener energías a precios razonables beneficien a los consumidores y no solo a los productores. También necesitamos reducir la extrema volatilidad vivida en los últimos meses”, ha asegurado la ministra.

El Gobierno estima que esta reforma viene impuesta no solo por la situación derivada de la guerra de Ucrania, sino también porque el sistema energético actual no está preparado para el futuro, donde las renovables van a tener la mayor aportación eléctrica.

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