OPINIÓN

Recesión o recuperación, a ver si nos aclaramos...

La mayor ame­naza es la per­ma­nencia de la in­fla­ción sub­ya­cente en casi todas las eco­no­mías avan­zadas

La inflación, disparada.
La inflación, disparada.

Las co­ti­za­ciones bur­sá­tiles a uno y otro lado del Atlántico no re­flejan el pe­si­mismo de ex­pertos ex­qui­sitos y de po­pu­listas pro­fetas de la ca­tás­trofe. La Bolsa es­pañola ha re­cu­pe­rado en unos pocos días las pér­didas re­gis­tradas en todo el 2022. Buenas no­ti­cias. Los pre­cios de la energía des­cien­den, Goldman Sachs es­tima la ba­jada en un 75% desde la co­ti­za­ción más alta del pa­sado re­ciente. Consecuencias: más renta dis­po­nible para los con­su­mi­do­res, con­ten­ción de los pre­cios y un es­tí­mulo para los Presupuestos del Estado.

La inflación subyacente, sin embargo, continúa marcando alzas superiores a la inflación total. Ahora bien, cuando el precio de la energía se mantenga en niveles bajos se recortarán los costes del transporte y sin duda los de los productores de bienes industriales y agrícolas.

En diciembre la inflación en la Unión Europea ha sido del 9.2% por debajo ya de los dos dígitos, mientras que en España se ha descolgado hasta el 5,8% en diciembre.

Un banco de la envergadura y solvencia del City Bank en sus comunicaciones a sus clientes afirma que “la actividad de fin de año bordea una no-recesión”.

No todo el monte es orégano. La tregua navideña de Putin y el patriarca Kiril no ha tenido ningún éxito. El jefe de los mercenarios del Grupo Wagner, Prigozhin, ante los últimos desastres, los muertos en Makiivka, lamenta la mala noticia que” solo puede contrarrestarse con una guerra total”.

Una encrucijada difícil para Putin. Incluso un contratiempo para el aliado Chino que pudiera, esta vez, no beneficiarse como en el pasado de la recuperación de la economía occidental.

La inflación no está controlada en su totalidad. La subyacente es motivo de preocupación para los bancos centrales, una alerta que obligue a elevar los tipos de interés. Tampoco hay indicios de que la guerra en Ucrania, la fatiga de la opinión pública y la tormenta populista en Estados Unidos no acompañes a las buenas noticias de la bajada del precio de la energía y los indicios de una “no-recesión”.

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