La colaboración de Iberdrola y Minsait se enmarca en el programa de start-ups de la compañía, PERSEO, que pretende facilitar el acceso a las tecnologías del futuro al tiempo que fomenta el desarrollo de un ecosistema global de start-ups del sector eléctrico con foco en la sostenibilidad.
El GSGIH de i-DE planteó a principios de año un reto en el que buscaba soluciones que permitiesen la detección temprana de incendios en zonas protegidas cercanas a las líneas eléctricas¸ con el objetivo de reducir el impacto medioambiental, el alcance del incendio y minimizar la repercusión en la continuidad del suministro a los clientes.
Líder en redes inteligentes
Iberdrola cuenta con más de 1,2 millones de kilómetros de líneas eléctricas de transmisión y distribución repartidas en Estados Unidos, Brasil, Reino Unido y España. Esta red se compone de más de 4.500 subestaciones de alta a media tensión y más de 1,6 millones de transformadores de distribución de media a baja tensión, construidos y operados para suministrar un servicio de alta calidad y fiabilidad a más de 32 millones de puntos de suministro eléctrico.
Sólo en España, las líneas eléctricas atraviesan 19.314 kilómetros de zonas protegidas y hay 144 subestaciones, 8.793 centros de transformación, 31 embalses y 14 parques eólicos en este tipo de localizaciones. Las áreas donde Iberdrola desarrolla sus actividades sirven de hábitats para una variedad de flora y fauna silvestres que, en algunos casos, están incluso bajo algún tipo de protección (reservas de la biosfera, parques naturales).
El compromiso de Iberdrola con la protección y conservación de los espacios naturales se desarrolla siguiendo los principios establecidos en su política de biodiversidad, a través de su gestión ambiental, planes de acción y monitorización de hábitats restaurados y compensados siguiendo el principio de conservación positiva.
En este sentido, la rentabilidad de los proyectos adjudicados dependerá de varios factores, como el precio ofertado y los costes a la hora de la instalación. En las subastas de enero y octubre de 2021, donde gran parte de los proyectos fueron adjudicados a precios inferiores a 30 euros el MWh, la firma estima que obtendrán una rentabilidad limitada o negativa, tras el aumento de precio de las materias primas y los costes de transporte, perdiendo los avales depositados y las ventajas de financiación.