Según las estadísticas del INE correspondientes al pasado mes de julio, nuestro país registró más de 12,3 millones de viajeros que contrataron mas de 42,3 millones de pernoctaciones; lo que representa un crecimiento del 60,7% respecto al mismo mes del año anterior. Gracias a esa dinámica del mercado, el sector hotelero ha conseguido una excelente casa de ocupación del 69,9% de la oferta que suponen el 33,5% del crecimiento anual.
Curiosamente, el grado de ocupación de dichas plazas durante los fines de semana sube el 28,0% hasta colocarse en el 73,2%. Por zonas turísticas, Palma - Calvià es la zona con mayor ocupación por plazas (88,3%) y la de mayor ocupación en fin de semana (88,3%). De hecho, la isla de Mallorca registra el mayor número de pernoctaciones en julio, con casi 7,8 millones.
Los viajeros procedentes de Reino Unido (26,6%) y Alemania (17,1%) copan más del 40% de las pernoctaciones en establecimientos hoteleros por parte de no residentes (26,7 millones en julio); seguidos por los viajeros procedentes de Francia (9%), Países Bajos (5%) e Italia (4,4%).
Por su parte, el viajero español (15,6 millones de pernoctaciones) ha optado por otros destinos como Andalucía (24,4%), Cataluña (15,5%) y la Comunitat Valenciana (13,9%).
Y todo eso a pesar de que, durante el mes de julio, los precios han marcado una curva igualmente ascendente, en línea con lo marcado por la inflación (+10,8%). De hecho, la tasa anual del Índice de Precios Hoteleros (IPH) se sitúa en el 16,4% en julio, que supone 7,9 puntos porcentuales más que la del mismo mes de 2021 aunque 4,2 puntos menos que la de junio del presente año.
Por comunidades autónomas las más inflacionarias han sido Navarra (+ 32,4%) y Madrid (+30,7%); mientras que en Melilla se ha registrado en este mes una caída de precios del 2,7%.
Obviamente, los mayores aumentos de precio se registran en los hoteles de mayor calidad, de forma que los establecimientos de cinco estrellas-oro han subido sus tarifas el 21% solo durante el mes de julio.
En términos sectoriales, la facturación media diaria por cada habitación ocupada es de 121,4 euros en julio, lo que supone un aumento del 17,5% respecto al mismo mes de 2021. Como es lógica la cifra baja si se tiene en cuenta el conjunto de la oferta. De modo que el ingreso medio diario por habitación disponible alcanza los 89,9 euros, que también supone un verdadero desahogo para las empresas hoteleras ya que esa cifra refleja una subida del 56,6%.
Por categorías, la facturación media para los hoteles de cinco estrellas alcanza los es de 275,8 euros diarios por habitación ocupada; mientras que los de cuatro estrellan actúan cada día 129,3 euros por habitación y los de tres estrellas, 101,8 euros.
Si lo que se observa es la facturación sobre el total de habitaciones disponibles los hoteles de cinco estrellas están en los 199,1 euros/día; los de cuatro estrellas en 103,8 euros y los de tres estrellas en 78,9 euros. Marbella se resiste a abandonar su trono de reina del verano y, con una facturación media diaria por habitación ocupada de 290,4 euros (232,8 euros en ingresos por habitación disponible), se coloca como el punto turístico más caro de España.
Tres años buenos de empleo en hostelería
Sin embargo esta pujanza tiene una ‘cara B’. Según el último análisis de CaixaBank Dualiza, el sector turístico debe afrontar aún su profesionalización definitiva. Especialmente porque, según sus estimaciones, este sector puede demandar 138.000 empleos en lo que queda de década. Las perspectivas de crecimiento parecen claras y aseguradas en esta actividad que, según sus cálculos, mantendrá una fuerte demanda de empleo en los próximos años: solo en la hostelería se prevé un aumento de 137.955 puestos de trabajo en la década actual, lo que supone un aumento cercano al 10%. No obstante, “la mayor parte de esos puestos de trabajo serán por reemplazo y se generarán hasta 2026, cuando el sector irá registrando un descenso mínimo pero gradual”.
El informe destaca que el turismo trata de reconfigurar su actividad “para saber si recuperará el modelo que se había establecido antes de la pandemia o tendrá que adecuarse a nuevas dinámicas”. En opinión de los expertos, recuperar el modelo anterior a la pandemia, supondría que “tendría que continuar con muchos de los desafíos que se encontraban en pleno desarrollo como el modo de reducir el impacto medioambiental, las expectativas de una clientela cada vez más envejecida, la redistribución de las nacionalidades de esos clientes o el debate sobre el coste-beneficio que castiga a aquellos núcleos de concentración turística”.
Si bien, el informe reconoce que las agencias y los operadores turísticos se han profesionalizado progresivamente mediante la incorporación de trabajadores más formados, no ocurre lo mismo en otras actividades De hecho, resalta, en “la hotelería la mitad de la plantilla carece de un título adecuado”.
Los analistas señalan que el sector quístico incluye otros subsectores entre los que destacan el de las agencias de viaje, los alojamientos turísticos, la hostelería, los transportes por carretera y el alquiler de vehículos. Y añade: “restauración y hotelería mantienen un reto pendiente con la profesionalización de una gran parte de sus trabajadores, que se traduce en que más de la mitad de las plantillas carecen de un título adecuado al oficio que desempeñan, o no tienen estudios, o completaron la ESO o entraron tras terminar el Bachiller”. Es más, los trabajadores que cuentan con el título de técnico de Formación Profesional solo son el 20% ese los trabajadores de esos dos subsectores. En el sector hotelero, los universitarios son el 20% mientras que en la restauración apenas representan el 10%.
Sin embargo, en el sector de las agencias y operadores turísticos “se observa una progresiva profesionalización que se traduce en una reducción de los trabajadores con nivel ESO o bachiller, y un aumento de quienes poseen Formación Profesional de Grado Superior o estudios universitarios, que ocupan casi el 85% de los puestos laborales”.
Todo ello lleva a los analistas a identificar varias necesidades concretas que el sector hostelero necesita cubrir: la mejora en el dominio de los idiomas, la sensibilidad medioambiental y el manejo de instrumentos digitales que, en su opinión, “pasan a ser elementos fundamentales, a incorporar en todos los perfiles profesionales dirigidos al sector”.