El nuevo pro­pie­tario de MC está bajo sos­pecha de co­rrup­ción y de la­vado de di­nero

Media Capital: triunfar donde la Prisa de Cebrián naufragó

Los nuevos ac­cio­nistas lusos de MC solo han ne­ce­si­tado dos años para ren­ta­bi­lizar su in­ver­sión

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El 4 de sep­tiembre de 2020, Prisa dio por ce­rrada su apuesta en Portugal, con la venta del 94,69% del grupo líder me­diá­tico na­cio­nal, Media Capital (MC), a un grupo de in­ver­sores lu­sos. Agobiado por las pér­didas y por la deuda, el con­glo­me­rado me­diá­tico es­pañol realizó una de sus ope­ra­ciones más deses­pe­ra­das: vendió la par­ti­ci­pa­ción ad­qui­rida en 2005, bajo la égida de Juan Luis Cebrián, por casi 600 mi­llones de euros a unos in­ver­sores lusos por unos ra­quí­ticos 47 mi­llo­nes, ni si­quiera el 10% de lo abo­nado en su día.

Más allá de las cuantiosas pérdidas acumuladas por Prisa en sus casi 16 años de presencia en Portugal, que superaron ampliamente la inversión inicial, lo que ahora llama la atención es la rápida recuperación económica y financiera, incluso mediática, de MC, tanto por la evolución positiva del negocio (televisión, radio, Internet, producción de contenidos audiovisuales…) como por la ventajosa venta de algunos de los activos adquiridos en 2020, a muy bajo precio, al grupo español.

Bajo el mando del empresario luso Manuel Ferreira, que por variopintos motivos acapara la atención mediática (hace unos días fue el primer portugués en viajar al espacio, y sobre todo, por la investigación por presunta corrupción y lavado de dinero a la que está sometido), MC superó la fase de pérdidas con Prisa, y según la versión oficial, alcanzó en el primer semestre 2022 un “nivel histórico de rentabilidad”. Unos 46 millones de euros y un resultado neto de 41 millones.

Con este balance en los seis primeros meses del año, los nuevos dueños de MC han cubierto ya el precio pagado a Prisa. Para hacerse con el control, con una participación del 35,88%, Manuel Ferreira abonó 12 millones de euros. Y con la venta del 58,81% cedido a un grupo de inversores alineados con Mario Ferreira, Prisa solo ingresó otros 35 millones. Tras la venta de MC, valorada en 150 millones (deuda incluida), Prisa contabilizó en sus cuentas consolidadas una pérdida contable de 80 millones, sin incluir las regulaciones previas.

Es cierto que, solo dos años antes, Prisa había tenido la posibilidad de vender MC a l grupo francés Altice por 440 millones. Pero el acuerdo anunciado en julio de 2017 no pudo prosperar. Fue rechazado en junio de 2018 por las autoridades de competencia lusas, teniendo en cuenta que la operadora gala ya controlaba Meo (la antigua Portugal Telecom). Uno año después, lPrisa negocaibaa con Cofina en un proceso rocambolesco, ya que le ofreció de entrada 170 millones por MC, precio que recortó después a unos 40 millones (con el acuerdo de Prisa), condicionando el cierre de la operación a un aumento de capital que finalmente no se llevo a cabo.

Ferreira, muy controlador

Para entonces, Manuel Ferreira ya se había hecho prácticamente con el control de MC, con un “valor de empresa” situado por debajo de los130 millones fijados en agosto de 2019 entre Prisa y Cofina, y que ambicionaba dos grandes objetivos: utilizar los activos de MC para rentabilizar rápidamente la inversión realizada; y reforzar la “visibilidad” de su grupo Pluris, con actividades enfocadas en operaciones turísticas como la de “Douro Azul”, en Oporto, y en el negocio de cruceros en Latinoamérica.

De hecho, los nuevos dueños de MC encontraron rápidamente comprador para la división MCR, o sea, para todos sus activos radiofónicos -más de una veintena-, empezando por la histórica Radio Comercial, líder de audiencia con un “share” del 25%. El comprador alemán Bauer Media, que cuenta con casi 70 millones de oyentes en Europa, pagó 69,6 millones por MCR, superando, así, la suma que Mario Ferreira y sus socios pagaron a Prisa por todo el grupo MC.

Sin embargo, es posible que la mayor visibilidad política y socioeconómica conquistada tras la adquisición de MC, pase factura a Mario Ferreira. Días antes de viajar al espacio (pagó una millonada para ser el primero portugués a hacerlo, el 4 de agosto, con Blue Origin), renunció a un préstamo de 40 millones de euros, que había sido concedido a su grupo Pluris. Con ello quiso acallar la ola de críticas, teniendo en cuenta que el préstamo representaba un 52% de unas ayudas públicas destinadas a una decena de empresas con “interés estratégico nacional”.

Ocurre, también, que Mario Ferreira está siendo investigado (y acusado públicamente) por presuntas maniobras delictivas (corrupción, subasta manipulada, fraude fiscal) en torno a un barco de cruceros. Tras su reconstrucción en astilleros públicos, y con un precio estimado de 29 millones, fue subastado por 12,8 millones, y tras la renuncia del vencedor de la subasta, el barco quedó en manos del segundo mejor postor, la naviera de Mario Ferreira “Mystic Cruises”, que había ofrecido 8,5 millones y que lo revendió poco después por 17 millones.

De lo que no cabe duda, en todo caso, es que la imagen pública cerada en torno a Mario Ferreira podrá afectar negativamente a MC, donde se habla con nostalgia de tiempos no tan lejanos, cuando Prisa aun podía respirar sin quedar asfixiada por el peso de la deuda, y con unos ambiciosos proyectos de expansión en aquellos mercados de habla portuguesa (Brasil, principalmente), y que pasarían, necesariamente, por la entonces exitosa operación lusa. Vamos, un desastre total para Prisa, a la vista de la situación actual de MC.

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