Sin embargo, señalan los analistas, esta medida puede provocar una fuerte contracción de la demanda. Las ventas en el primer trimestre, de hecho, experimentaron una caída del 9 %, poniendo en evidencia que la compañía se encuentra entre la espada y la pared.
De momento, la compañía ha salvado la primera mitad del año con nota alta pese a las malas condiciones generales del mercado. Además de las tensiones inflacionistas generadas por la guerra de Ucrania, el grupo a tenido que capear con el impacto de los últimos cambios regulatorios por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que afectan al mercado energético. Estos han llevado a una gran parte del sector industrial a parar sus cogeneraciones, con lo que ello implica para la industria.
Con todo, Iberpapel ha logrado aumentar un 54 % su facturación entre enero y junio, hasta los 164 millones de euros, gracias a su capacidad de adaptación de los precios de venta a las exigencias de la situación del mercado. El Ebitda aumentó un 3,68% hasta los 14,83 millones de euros, y el beneficio neto subió́ a 7,54 millones euros, un 6,11% más respecto al primer semestre de 2021.
Estas cifras, en cualquier caso, siguen sin convencer al mercado. La cotización del grupo papelero no ha hecho más que acentuar la tendencia bajita en las últimas semanas para hundirse a su nivel más bajo desde 2016. En lo que va de año, el valor pierde más de un 20%.
Los expertos técnicos aconsejan ahora observar sus actuales niveles en torno a los 13,6 euros por acción donde podría estar configurando un sólido soporte desde donde poder rebotar. Aun así, recomiendan tener prudencia e ir entrando poco a poco conforme vaya confirmando esta posible recuperación pues todavía corre el riesgo de abrir un gap bajista.