Es al otro lado del Atlántico donde el fenómeno ha cogido una velocidad de vértigo. Dos meses lleva la Reserva Federal apretando el botón de las subidas de tipos, que ya están en la horquilla entre el 2,25% y el 2,5%. El movimiento no ha evitado que la primera economía del mundo esté ya en recesión técnica. Ni que los inversores que el año pasado pusieron sobre la mesa de las ‘fintech’ casi 130.000 millones de euros hayan pisado el freno.
Desde el récord histórico de 2021, los fondos de capital riesgo han bajado el diapasón. En pleno final del dinero barato, financian menos operaciones y éstas son de mucho menor importe. El dinero es ahora mucho más selectivo y ha dado una vuelta de tuerca a sus exigencias: quien busca dinero fresco debe ser capaz de demostrar que, con la inflación disparada, puede ganar dinero a medio plazo con modelos de negocio creíbles y demostrables.
La violencia del movimiento es extraordinaria y sacude a las ‘fintech’ de todo el mundo. Un buen ejemplo en Europa es la sueca Klarna, que ha tenido que aceptar una rebaja de valoración desde los 46.000 hasta los 39.000 millones de euros para recibir dinero nuevo. La ‘fintech’ sueca de pagos aplazados no es una cualquiera. Se había convertido en la segunda más valiosa del mundo en su segmento. Pero su caso no es el más dramático.
Ni mucho menos. Son legión las ‘fintech’ que están afrontando despidos masivos. “No estábamos preparados para un cambio de escenario tan radical. Hace un año nadábamos en la abundancia y ahora vivimos con la tijera en la mano. En este momento, ya no podemos ofrecer a los ‘private equity’ la posibilidad de vender con grandes beneficios. Y eso hace que el dinero nuevo no circule con alegría por el sector”, señalan en una ‘fintech’ nacional.
Con estas cartas sobre la mesa y una caída de más del 30% de la inversión en el segundo trimestre respecto al primero, se ha desplomado el número de nacimientos de ‘fintech’ y se puede estar acelerando el final de muchas. Algunas, pocas todavía, han echado el cierre, como la ‘start up’ de pagos estadounidense Fast la pasada primavera. Otras, las más grandes y cotizadas en bolsa, han sufrido enormes desplomes en el parqué.
Oportunidad histórica
¿Quién gana con este proceso? Sin ninguna duda, la banca tradicional, que durante los últimos tres años ha vivido entre alarmada e impotente el crecimiento de un batallón de ‘fintech’ que con tecnología de primer nivel y costes mínimos estaban empezando a coger su parte del pastel. El parón de las inversiones en estas firmas da a las entidades de toda la vida tiempo y algo más: la posibilidad de comprar competidores a buen precio.
Naturalmente, los dueños de las ‘fintech’ se van a resistir como gato panza arriba. Pero no todos podrán aguantar el impacto de una financiación más cara y exigente. A la espera de que la todavía incipiente subida de tipos oficiales en la zona euro haga su trabajo, gigantes estadounidenses como JP Morgan o Mastercard ya han empezado a adquirir rivales. En el sector se prevé una elevada actividad corporativa después del verano.
Un fenómeno en el que también podría participar pronto la banca europea y la española en particular. “Hay varias ‘fintech’ muy interesantes cuya valoración ha caído a la mitad en los últimos meses y que nos pueden aportar cosas”, señalan en una entidad nacional. Si la inflación persiste y los tipos siguen subiendo a velocidad de crucero -quizá otros 50 puntos básicos en la zona euro en septiembre- las operaciones pueden caer como fruta madura.