En la discusión están las mayores firmas del mundo, que no se ponen de acuerdo respecto al futuro a corto y a medio plazo del mercado bursátil. Los hay que ven el vaso medio lleno, como JP Morgan, que sigue defendiendo que las valoraciones de las acciones son atractivas respecto a la renta fija y que las empresas están cotizando con un descuento del 20% respecto a la media histórica en lo que a las expectativas de beneficios se refiere.
En paralelo, un gran gurú de Wall Street como Ed Yardeni, llama a tomar posiciones recordando que quizá estemos ante una oportunidad histórica. Equipara los mínimos del S&P en 2022 con los que tocó en 2009. Tres años después, el índice estadounidense había más que doblado su valor. Una apuesta fuerte por el mercado estadounidense, que el miércoles celebró una cifra de inflación de julio menor de la esperada.
"Queda mucho dolor en lo que a la subida de tipos de interés se refiere, pero parece evidente que Estados Unidos va muy por delante. Empezaron a la normalización monetaria mucho antes que en la zona euro, y saldrán antes de lo que ya es una situación de recesión técnica. Creo que el mercado estadounidense es ahora claramente más atractivo que el europeo", señalan en una gran gestora española.
Antes de que se conociera que la inflación de la primera economía del mundo se moderó hasta el 8,5% el mes pasado y que la subyacente se situó en el 5,9%, por debajo del 6,1% que esperaba el mercado, los analistas de Bankinter ya habían elevado la exposición a bolsa entre un 5% y un 10%... pero con el foco en Estados Unidos. Pero no todas las grandes firmas de análisis reman en la misma dirección.
Casas como DWS, la gestora participada por Deutsche Bank, creen que es demasiado pronto para certificar el final del mercado bajista y señalan que los avances de julio no marcan un cambio de tendencia. Son todavía una inmensa mayoría los gestores que mantienen su exposición a la renta variable en los niveles más bajos desde la gran crisis de 2008. Por lo tanto, hay mucho que recuperar aún en términos de confianza.
Sobre todo, en la zona euro, donde las dudas del Banco Central Europeo (BCE) han sembrado la desconfianza. Un gran creador de opinión en los mercados como Goldman Sachs ya ha advertido de caídas que pueden alcanzar el doble dígito en la renta variable europea. No está solo en el pronóstico porque Bank of America también ha rebajado las expectativas para las acciones del viejo continente en torno a un 10%
El argumento no es otro que el deterioro que parece inevitable de la actividad económica en la zona, azotada por la guerra de Ucrania, la crisis energética, una inflación galopante y un incierto panorama político en España y sobre todo en Italia. En paralelo, las cuentas de las empresas han mostrado una gran resistencia en el segundo trimestre del año, que han servido de contrapeso y han avalado un rebote ya se verá de qué alcance.
"El gran problema es que todo eso está descontado ya en las cotizaciones. Lo normal es que las cuentas de las empresas se deterioren en lo que queda de año, con menos sorpresas positivas. La subida del verano supone valoraciones exigentes otra vez que cuadran poco con un escenario tan complejo como el actual", señala un veterano bolsista en medio de una división de opiniones histórica. Osos y toros frente a frente ante la disyuntiva de comprar ahora o esperar una nueva caída.