Detrás, además, se encuentra la apetitosa carrera por los derechos televisivos de futbol, no solo en Francia, sino en Italia, Colombia y España (ya ha comprado una participación en el Zaragoza), y las aventuras audiovisuales, tanto en Prisa como en La Sexta.
En 2016, el club francés Lens tenía un 34,6% de las acciones en manos del Atlético de Madrid, posición que en 2017 vendió por dos millones de euros a Oughourlian, que pasó a tener el control total del club. Antes del RC Lens, el inversor poliglota (además del francés, habla inglés, español e italiano) ya apostaba en el futbol: era propietario del Millonarios de Bogotá, adquirido en 2011.
Hace tres años, también se hizo con el control del Calcio Padova que milita en la segunda división italiana. Y ahora, también tendrá una posición en la Liga Española: con una participación del 5%, rn el que acompaña el grupo de inversores dueño del Inter de Miami y nuevo accionista mayoritario del Real Zaragoza.
El armenio se ha llevado a Andrés Varela Entrecanales y a Miguel Contreras, ex asesor de José Luis Rodriguez Zapatero, a Prisa, junto a Miguel Barroso, el hombre fuerte de Prisa en estos momentos. Varela, que ha sustituido a un histórico de Prisa en su consejo en la última junta general, fue uno de los accionistas que fundó La Sexta junto a Jaume Roures y José Miguel Contreras. Es dueño de la productora que graba el documental sobre la vida de Pedro Sánchez y coincide con Contreras en el accionariado de Infolibre. Contreras y Barroso, aseguran algunos portales, fueron los hombres de Zapatero en los medios privados, y ahora lo son de Sánchez.
El drama del futbol francés
Pero habría que remontarse a mucho antes -incluso antes del apoyo del presidente francés, Emmanuel Macron, prestó al acuerdo entre la FLP y el fondo luxemburgués CVC-, para ver lo que ha provocado que la Liga del Fútbol Profesional francés cediera al CVC el 13% de los derechos de televisión. El acuerdo ha evitado la quiebra de la Liga gala, que parecía inevitable desde la espantada de Mediapro, propiedad del empresario catalán Juame Roures, que se largó de Francia sin abonar los derechos a los clubs que había prometido.
Los términos y los objetivos generales del acuerdo entre CVC y la LFP, están muy en línea con aquellos que el fondo de “private equity” luxemburgués firmó con La Liga española. A cambio de 1.500 millones de euros, CVC se hizo con un 13,04% de una nueva sociedad creada por la LFP para gestionar los derechos televisivos, y que tendrá, por lo tanto, un valor de mercado de 11.500 millones.
Pero, al contrario de lo ocurrido en España, donde Real Madrid, Barcelona, Athletic de Bilbao y Elche rechazaron poner sus firmas al acuerdo con CVC, que fue tachado de “ilegal” y “bochornoso” por el presidente de la FEF Luis Rubiales, en Francia hubo unanimidad.
Un dato clave, como se apuntaba antes, fue la intervención de Emmanuel Macron. Contrariamente a Pedro Sánchez, que no intervino directamente en las negociaciones entre La Liga y CVC, el presidente francés tomó la iniciativa de confiar al secretario general del Eliseo (presidencia de la República), Alexis Kohler la tarea de convencer a los 40 clubes de L1 y L2 (primera y segunda división) de que el acuerdo con el fondo luxemburgués garantizaría el futuro del sector y seria también fundamental para la Liga gala pudiera luchar a armas iguales con la inglesa, la española, la italiana y la alemana.
En el acuerdo feliz, la actuación del Paris St Germain (PSG) fue decisiva. Pese a no sufrir ningún tipo de agobios financieros, o sea sin tener necesidad del acuerdo firmado con CVC (llevando más de una década en manos del Emirato de Qatar, el club parisino dispone de un pozo sin fondo, gracias al cual club pudo invertir más de 1.000 millones de euros para hacerse con los servicios de Neymar, Messi y Mbappé, pero sin lograr hacerse con la Champions que es el gran objetivo qatarí), el PSG apoyó a fondo la firma del acuerdo con el fondo luxemburgués.
Al final, fracaso
Habiendo sumado la ultima década ocho títulos de campeón nacional, PSG llegó a reclamar un 30% del pastel, pero acabó aceptando solo 193 millones de euros (17% de los 1.140 millones reservados a la L1). Los otros seis grandes, Marsella, Lyon, Nice, Rennes, Mónaco y Lille, se repartieron 500 millones, o sea entre 90 y 80 millones “per cápita”, casi el triple de los 33 millones destinados a los otros 13 últimos clubes de L1, mientras que los 20 de L2, solo recibieron 60 millones, repartidos a partes iguales.
Fue sin duda una auténtica operación de rescate del fútbol profesional francés, que a final del 2020 quedó literalmente en una situación de quiebra, con los estadios cerrados a cal y canto a los espectadores, por culpa del coronavirus. La pandemia fue también la disculpa utilizada por Mediapro para renunciar a los derechos televisivos que había adquirido dos años antes, hasta el 2024, por 3.200 millones de euros. Todo ello sin ninguna garantía financiera, ya que para firmar el negocio, Jaume Roures solo había dado a la LFP, su palabra… y la de sus misteriosos socios chinos.
Tras la intervención de la justicia, cuando Mediapro ya acumulaba una deuda de 324 millones (solo había efectuado un primer pago de 172 millones), el grupo del catalán no tuvo más remedio que devolver los derechos adquiridos a la LFP y pagar una indemnización simbólica de 100 millones de euros. La aventura francesa de Jaume Roures también terminó con el cierre de la cadena Telefoot, que había sido creada para explotar los dichos derechos de L1 y L2. Para entonces sumaba unos 500.000 abonados, solo una décima parte del objetivo inicial.
Tras la quiebra de la operación de Mediapro, la LFP rechazó volver a negociar con Canal Plus, que durante más de dos décadas, hasta la llegada del grupo catalán, había tenido el monopolio de los derechos televisivos del futbol galo. La cadena, propiedad del grupo Vivendi de Vicente Bolloré (del que se dice en Francia es el principal soporte financiero del propietario de Prisa), quiso sacar provecho de la oportunidad creada por el fiasco de Mediapro, pero la LFP prefirió firmar un acuerdo de tres años con Amazon, por un precio rebajado de 225 millones de euros anuales, menos de la tercera parte del que había firmado con Mediapro.
En todo o caso, aunque considere el fondo luxemburgués como el mejor aliado posible para garantizar el saneamiento financiero de los clubes y el desarrollo del sector (mejora de las infraestructuras y de la formación profesional), el presidente de la LFP Vincent Labrune, advierte que no cabe hablar de “operación filantrópica”: al contrario del contrato con La Liga (participación del 11% en los derechos televisivos durante 50 años), la gran apuesta de CVC asienta en un crecimiento exponencial de los derechos televisivos, que para el 2028 deberan ya representar unos 1.800 millones de euros anuales.
Antes de llegar a Francia, el grupo de Jeff Bezos ya operaba en el negocio televisivo (se había hecho con la difusión de 20 partidos de la Liga inglesa hasta el 2025 y de un partido por jornada de la Champions en Alemania y Italia), y es muy probable que cuando llegue momento, pujará más fuerte para mantener los derechos adquiridos. Eso es lo que espera la LFP. Es decir, tratar com Amazon es más fácil que con Canal Plus, controlado por el inclito Vicente Bolloré. Así, ante la hostilidad manifiesta de la LFP, Canal Plus acaba de anunciar un cambio estratégico: no volverá a pujar por la Liga nacional y solo apostará en la Champions y en la Liga Europa, por cuyos derechos de difusión, subastados esta semana, llegó a pagar casi 500 millones de euros para el periodo de entre 2024 y 2027 .
Demasiadas derivadas
Pero hay quien sospecha que el fondo luxemburgués terminará haciendo en Francia lo mismo que hizo en la Formula 1: en 2006, pagó menos de 1.000 millones de dólares por el 63,4% de los derechos comerciales; pasados seis años vendió a un consorcio de fondos el 21% por 2.000 millones; y en 2016, cuando seguía controlando la F1, ya con solo un 34,6%, dio otra campanada: cedió todo el negocio al grupo Liberty Media del norteamericano John Malone, que ademas de pagar 4.400 millones por las acciones aceptó asumir otros 4.100 millones de deuda.
Por regla, lo que mueve a CVC no es la pasion por el deporte (clubes y deportistas), sino el negocio: solo trata con los proprietarios de los derechos comerciales. Antes del fútbol en España y Francia (tambien tenia firmado un acuerdo en Italia pero que fue vetado por varios grandes clubes), es lo que llevava tiempo haciendo en otros deportes, como el volleyball en el Reino Unido, y pricipalmente en el rugby: ostenta un 30% de los derechos de la Premiership inglesa; un 28% de la Pro14 (las ligas irlandesa, escosesa, galesa y sudafricana) y 14% del emblematico Torneo de las 6 Naciones (Inglaterra, Francia, Irlanda, Italia, Escocoia, Gales).
Lo cierto es que muchos de los clubes profesionales galos ya no están en manos nacionales. En la L1, representan más de la mitad, empezando por el PSG , que fue adquirido en 2011 por Qatar a cambio de solo 70 millones de euros; Mónaco, que es propiedad del oligarca ruso Dimitri Rybolovlev; Marsella, vendido al multimillonario americano Frank McCourt; Nice, con capital británico; Clermont, en manos suizas; Lille con capital luxemburgués, etc. Lo mismo pasará a otro club histórico, Lyon, que está a punto de ser vendido a un inversor norteamericano.
Ademas de la fiebre general suscitada desde hace tiempo por los grandes clubes ingleses (80% tienen dueño extranjero, como Manchester City, Manchester United, Liverpool, Chelsea, Arsenal, etc.), y también por italianos como el AC Milán (frente a los grandes de España que siguen en manos de sus socios y a los alemanes, que tienen prohibido tener más de 50% de capital extranjero), lo que más llama la atención de los inversores internacionales, es que con raras excepciones (PSG, Lyon…), la mayoría de los clubes franceses están a precios de saldo.
Inversión foránea
Según los expertos, lo que también seduce a los inversores extranjeros que apuestan en el fútbol francés, es el buen nivel general de las infraestructuras deportivas y la gran calidad de las escuelas de formación de nuevos talentos, teniendo en vista futuras jugosas ventas, que es donde asientan las perspectivas de rentabilidad de las inversiones realizadas. De ahí la importancia clave que la LFF atribuye al negocio con CVC: más allá del saneamiento financiero de los clubes, cuya gestión quedara bajo una estrecha vigilancia, están los objetivos a largo plazo, con unos ambiciosos planes de mejora y desarrollo de las infraestructuras del sector.
En Francia nadie se rasga las vestiduras ante la entrada en fuerza de fondos extranjeros en el negocio del futbol. Hasta podría hablarse de apertura total, sin cualquier tipo de barreras: al contrario de Alemania, donde ningún club profesional pode tener más de un 50% del capital en manos extranjeras, lo que lleva haciendo desde hace tiempo el fútbol francés - y ahora más que nunca- es seguir la misma política de apertura incondicional aplicada en Inglaterra (Premier Ligue), Italia (Serie A) y La Liga española.