El barril de crudo tipo Brent ha superado la barrera de los 120 dólares esta semana. Mientras, el euro cotiza a 1,07 dólares, uno de sus niveles más bajos desde el año 2017. Una mala combinación que amenaza aún más la delicada estabilidad financiera internacional. No hay más que comparar. Hace un año, el euro no se cambiaba por menos de 1,20 dólares y el barril de crudo se pagaba en torno a los 70 dólares.
La moneda común, aunque ha repuntado en los últimos días, se dirige de cabeza hacia la paridad con el “billete verde” de EEUU. La debilidad del euro frente al dólar se debe a dos grandes factores, por un lado, que la economía estadounidense se va a resentir menos que la europea por los efectos de la guerra de Ucrania y, por otro lado, a que los tipos de interés van a subir con mayor rapidez que en Europa.
La principal consecuencia es una asfixiante subida de los carburantes. El precio medio de la gasolina sin plomo de 95 octanos ha llegado a marcar un nuevo récord sobre los dos euros. El diésel está todavía algo por debajo de sus máximos, con un precio medio de 1,88 euros por litro.
Cuando el Gobierno aprobó el primero de abril la ayuda de 20 céntimos por litro, el precio de la gasolina era de 1,82 euros y de 1,85 el gasoil. De este modo, el mercado ha absorbido esta ayuda en apenas poco más de dos meses poniendo otra vez en pie de guerra al sector del transporte por carretera.
Pocas soluciones en el corto plazo
En principio todo apunta a que la Reserva Federal seguirá ajustando su política monetaria con decisión, mientras Christine Lagarde, presidenta del BCE, ya ha anunciado que administrará con cuentagotas las subidas de tipos a lo largo del año.
En este escenario, el dólar se ha encarecido un 7% en el año. La pérdida de fuelle del euro perjudica además a las empresas importadoras y a cuantos ciudadanos quieran viajar o realizar compras fuera de Europa.
Sin embargo, beneficia a las compañías exportadoras. Sus productos y servicios resultan más baratos para los consumidores de fuera de la zona euro. Un aspecto a valorar a la hora de tomar decisiones de inversión. Juega a favor que gran parte de las empresas del Ibex 35 ya tienen una fuerte posición en el extranjero.
Entre tanto, la OPEP ha acordado la semana pasada aumentar su producción en 648.000 barriles por día entre los meses de julio y agosto. Además, ha autorizado a Iraq a aumentar progresivamente su producción de crudo hasta alcanzar los 4,5 millones de barriles por día a la vuelta de tres meses, frente a los 4,3 millones que produce actualmente.
Por otra parte, el mercado confía en que se alcance un acuerdo nuclear con Irán. De ser así, Estados Unidos abriría la mano con las sanciones para permitir al país de los ayatolás poner en el mercado más de un millón de barriles diarios.
Algunos observadores creen que Irán podría exportar entre un millón y millón y medio de barriles por día. A eso se sumarían también el levantamiento de las sanciones a Venezuela. Un alivio en un mercado tan tenso como el actual.
Todo ello gracias al extraño efecto geopolítico derivado de la actual presión a Rusia que ha cambiado de forma radical el orden de prioridades en la lista de grandes enemigos de Estados Unidos.