Esta concesionaria está llamada a diseñar, construir y operar hasta el año 2060 la nueva Terminal 1 del Aeropuerto Internacional JFK de Nueva York (que incluye las antiguas Terminales 1, 2 y 3 de este aeropuerto).
Con una inversión de 9.500 millones de dólares, el proyecto de la Nueva Terminal 1 se ubicará en el espacio que actualmente ocupan la T1 y la T2 y la antigua T3, ofreciendo una mejor experiencia de usuario a lo largo de los más de 232.000 metros cuadrados que tendrá esta nueva infraestructura.
El proceso de remodelación, que incluye la demolición de las terminales antiguas y la modernización de las infraestructuras, incrementará la capacidad de la terminal. Una vez acabada la obra, se convertirá en la mayor terminal del Aeropuerto Internacional JFK. La construcción del proyecto se llevará a cabo por fases. La finalización de la primera fase está prevista para 2026.
El pasado 18 de febrero, Ferrovial ya anticipó un principio de acuerdo de exclusividad para negociar la transmisión de esta participación de Carlyle en la Terminal 1 del JKF. Aunque es pronto para determinar el impacto en su valoración, los expertos consideran que la operación tiene todo el sentido estratégico para el grupo en su clara apuesta por elevar su negocio de concesiones.
La fuerte posición de caja, por encima de los 2.000 millones tras la venta se su división de servicio, permite descartar además el riesgo de una posible ampliación de capital que diluya la acción.
En general, el valor tiene la confianza de los analistas, entre los que se encuentran Bankinter o Barclays con valoraciones superiores a los 28,5 euros por acción. Sin embargo, la cotización del grupo de servicios no acaba de despuntar, cae cerca de un 10% en el acumulado del año, hasta los 24,8 euros por acción.