Los clientes particulares que usen la aplicación gratuita Waylet continuarán beneficiándose a partir del 1 de julio y durante todo el verano −período en el que se concentra un gran número de desplazamientos− de un descuento mínimo de 10 céntimos de euro por litro, que se suma a la bonificación de 20 céntimos ofrecida por el Estado. La rebaja del precio total en las estaciones de servicio de Repsol alcanza de este modo los 30 céntimos de euro por litro de combustible, un descuento al que se suman otros habituales.
Por otro lado, los clientes que acudan a las estaciones de servicio de Repsol y no utilicen Waylet sumarán cinco céntimos de descuento a la bonificación de 20 céntimos del Estado. Por tanto, en estos casos el descuento total se mantendrá en 25 céntimos de euro por litro.
Para los transportistas, Repsol mantiene durante todo el verano su descuento mínimo de 10 céntimos de euro por litro a los profesionales que cuenten con la tarjeta Solred, a los que también hay que sumar los 20 céntimos de bonificación ofrecidos por el Estado, por lo que el descuento mínimo será de 30 céntimos de euro por litro. La oferta es compatible con otras que ya reciben habitualmente los transportistas y autónomos a través de esta tarjeta.
Asimismo, los transportistas y profesionales que no utilicen Solred tienen una rebaja adicional de 5 céntimos de euro por litro de combustible sobre la bonificación estatal de 20 céntimos. Por tanto, la rebaja del precio en estos casos será de 25 céntimos de euro por litro en total también a partir del 1 de julio.
Compromiso con los clientes
Estos descuentos se están aplicando a costa de los márgenes comerciales de la compañía y han reducido prácticamente a cero el resultado del negocio de estaciones de servicio de Repsol en España en abril y mayo −los dos primeros meses completos de puesta en marcha de estas medidas de apoyo a los clientes en un entorno internacional excepcional−, en un contexto, además, de aumento de los costes en general y de mantenimiento de la carga fiscal que se aplica a la gasolina y el gasóleo.
“Los márgenes se han contenido y han disminuido sensiblemente en muchas estaciones de servicio", dijo públicamente el pasado viernes la presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), Cani Fernández, asegurando que el organismo regulador sigue "muy de cerca" la evolución de los márgenes y que no se ha detectado en general un "efecto de absorción" de estos descuentos.
Repsol fue el primer operador que estableció voluntariamente descuentos, tanto a particulares como a transportistas, adicionales a otros habituales que ya vienen disfrutando sus clientes desde hace años y, desde el 1 de abril, adicionales también a la bonificación estatal. Desde el 16 de marzo y hasta el 30 de junio, Repsol cifra en 150 millones de euros el ahorro total ofrecido a sus clientes a razón de los 10 o 5 céntimos de euro por litro de descuento, que, sumados a los habituales, alcanzan los 215 millones de euros. Este esfuerzo, que está en línea con el compromiso de Repsol con la sociedad, ha sido asumido íntegramente por la compañía y no incluye la bonificación de 20 céntimos de euro por litro del Estado.
Excepcional contexto internacional
El aprovisionamiento y refinado de petróleo, así como el suministro de combustibles a los clientes, está atravesando en Europa un momento complicado. Al impacto sobre los precios derivado de la subida del dólar frente al euro y del aumento de las cotizaciones en los mercados internacionales de crudo, gasolinas y gasóleos, se añade el efecto derivado de la guerra en Ucrania, del veto parcial a la importación de materias primas y productos acabados, especialmente diésel, procedentes de Rusia, y de la reducida capacidad de refino existente en el continente.
En la última década han cerrado 24 refinerías en la Unión Europea, más del 10% de la capacidad de refino del continente, principalmente por un entorno de escasa rentabilidad e incertidumbre regulatoria. Por el contrario, el consumo de gasolina, diésel y queroseno ha aumentado en el mismo período un 1,3%. Este desajuste entre la oferta y la demanda ha provocado un encarecimiento de los precios de referencia mundiales, basados en cotizaciones internacionales que se rigen por dinámicas globales que van más allá del propio incremento del coste de la materia prima, el crudo.