OPINIÓN

Chipre se desliza como un sólido competidor turístico de España

Dividida entre griegos y tur­cos, la parte oto­mana es un au­tén­tico pa­raíso fiscal

Chipre.
Chipre.

No hay vuelo di­recto desde España, pero sí lo hay desde Gran Bretaña y Europa Central. También lo había desde Rusia y Ucrania. Chipre es un miembro de la UE y el euro es su mo­neda. Una isla di­vi­dida entre griegos y turcos chi­prio­tas. Pasos fron­te­ri­zos. La parte de la República Turca de Chipre solo tiene re­co­no­ci­miento in­ter­na­cional por parte de Turquía. La con­tra­par­tida es un pa­raíso fiscal donde el nú­mero de ca­sinos por ki­ló­metro cua­drado debe ser un ré­cord mun­dial.

El viaje responde al reclamo moral del cumpleaños de mi hijo, residente en el Chipre griego por motivos laborales. Las empresas occidentales aprovechan una baja fiscalidad para establecerse.

Construcciones de dos o tres pisos como alturas máximas. Una inteligente defensa frente a una actividad sísmica recurrente. Terremotos desde tiempos minoicos, 3200 años antes de Cristo. Playas excelentes y aguas transparentes. Una organización eficaz de sombrillas tumbonas y atractivos chiringuitos. Un buen reclamo para el turismo.

El inglés es lengua vehicular como el castellano en Cataluña, raro es quién no lo habla. Chipre vivió hasta 1960 bajo tutela y soberanía mecánica. Guerra de guerrillas, independencia de la isla recortada por la invasión de tropas turcas. Resultado final la partición.

Los british, en todas las partes

La herencia británica sigue viva. La conducción es por la izquierda. El inglés es obligatorio en las escuelas y la espontaneidad mediterránea está bien encuadrada en una organización a lo británico.

Visita a Famagusta la avanzada veneciana frente al Islam. Huellas de guerras. El último enfrentamiento entre turcos y griegos chipriotas. Casas destruidas que por imperativo de las Naciones Unidas aguardan la llegada de sus legítimos propietarios. Entretanto alambradas impiden el paso unas tierras que no han sido todavía desminadas. Frente al mar la gigantesca fortaleza veneciana dónde Shakespeare sitúa su Otelo en una de sus torres.

Vestigios de iglesias y catedrales cristianas contrarrestadas por mezquitas de reciente construcción. Siguiendo el consejo de un empresario inglés comimos en un excelente restaurante turco, precios muy competitivos.

Viajamos hacia el norte de la isla después de atravesar un puerto de montaña a la Turquía chipriota, receptora de capitales turcos y administradora de los mismos. Puertos marítimos de sabor italiano y una etnia variada salpicada de colores subsaharianos. Regreso hacia el Chipre griego vía Nicosia, La doble capital. Otro Berlín con sus puestos fronterizos.

La guerra de Ucrania ha recortado bruscamente el importantísimo turismo ruso sustituido por ahora solo en parte por los británicos y los europeos del centro de Europa. Chipre, un competidor lejano pero en modo alguno desdeñable. Buena organización, playas excelentes y unos precios y servicios difíciles de mejorar.

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