La po­lí­tica ex­pan­siva del Gobierno es­pañol puede llevar la eco­nomía a la quiebra

Andalucía y el BCE colocan a Sánchez en el disparadero y le obligan a cambiar de rumbo

Lagarde se com­pro­mete a evitar una crisis en Italia y España pero no se des­carta ni la re­ce­sión ni el desastre bur­sátil

Pedro Sánchez, preocupado.
Pedro Sánchez, preocupado.

Los re­sul­tados de las elec­ciones an­da­luzas en las que el pre­si­dente del PP en Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha con­se­guido una ro­tunda ma­yoría ab­so­luta, su­ponen una en­mienda a la to­ta­lidad a la po­lí­tica lle­vada a cabo por el pre­si­dente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde su lle­gada a La Moncloa. A su vez, las fu­turas ayudas del Banco Central Europeo (BCE) para ayudar a España e Italia con el fin de evitar un nuevo res­cate exi­girán a sus res­pec­tivos go­biernos a in­tro­ducir me­didas para re­cortar la deuda y con­trolar el dé­fi­cit.

Es decir, que los países del sur tendrán que aplicar planes de consolidación presupuestaria, se llamen estos como se llamen, en las antípodas de lo planteado hasta ahora por el ejecutivo de Pedro Sánchez. Por su parte, la pérdida de la mayoría absoluta de Macron en las legislativas de Francia, según los sondeos añade nuevas incertidumbres sobre el futuro de Europa.

La presión de los mercados a la prima de riesgo de la deuda soberana de España, y muy en especial de Italia, es interpretada como una moción de censura de los mercados a las políticas económicas de estos dos países. Su dejadez a la hora de aplicar medidas para recuperar la confianza hace pensar que solo la presión de las instituciones comunitarias, la Comisión, sobre todo, podrán obligarles a introducir el control del gasto que hasta ahora se han negado a llevar a cabo.

Sin estas medidas para racionalizar el gasto, difícilmente los mercados devolverán la confianza en las emisiones de España e Italia. Aunque la presión también se haga sobre las emisiones de Portugal y Grecia, las capitales que realmente suponen un problema para el futuro de Europa son Madrid y Roma.

El futuro para estos países no es halagüeño. A la desconfianza de los mercados sobre la voluntad de los gobiernos español e italiano para aplicar un programa que lleve a controlar y reducir los desequilibrios de sus finanzas públicas hay que añadir la compleja situación de los países del norte de Europa.

Reticencias de los países frugales

A las reticencias habituales de los conocidos como países frugales para conceder ayudas a los países del sur hay que sumar ahora las dificultades internas que ellos mismos tienen en estos momentos para evitar la recesión. Nadie descarta que los recortes de aprovisionamiento de energía acaben con Alemania entre los países que entren en recesión, lo que provocará más dificultades para que las ayudas se concedan sin contrapartidas.

Pedro Sánchez tendrá que aprender la lección y tomar medidas. El presidente del Gobierno no lo va a tener fácil. En su recuerdo tendrá como se consolidó el inicio del declive de su compañero de partido y expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando aceptó las exigencias de la Unión Europea de reformar la Constitución e introducir en la misma el control del déficit. Su falta de explicación a la opinión pública acabó por hundir a un gobierno que carecía de rumbo desde hacía meses.

También se va a complicar su relación con su socio de Gobierno Unidas Podemos. Antes incluso de conocer las exigencias que vayan a venir de las instituciones comunitarias para ayudarnos a superar la crisis de la prima de riesgo, el portavoz del grupo parlamentario Unidas Podemos, Pablo Echenique, calificaba el anuncio del BCE de poner fin al programa de compra de deuda soberana a partir del mes de julio, de “terrorismo económico con los tipos”.

Echenique no dudó en manifestarse en estos términos pese a las reticencias que mostraban los mercados con las medidas, hasta el punto de que solo cinco días después de anunciar su cambio de política monetaria, el Banco Central Europeo tuvo que volver a reunirse para tranquilizarlos una vez que el tipo de la deuda italiana a 10 años se disparó por encima del 4 %.

El anuncio del endurecimiento de la política monetaria en Europa había generado inmediatamente dudas en los mercados sobre la capacidad y la voluntad de respuesta de los países del sur más endeudados.

Aunque la decisión ha tenido ya consecuencias en el encarecimiento de la deuda transalpina, cuyo bono a 10 años superó por primera vez el 4 % desde el 2014, Italia no es el único país que puede sufrir las consecuencias por el alto endeudamiento de la deuda soberana. Lo que tienen que tener claro los dirigentes políticos, sobre todo los que están en el Gobierno, es que está en juego la sostenibilidad presupuestaria de los países del sur, España entre ellos. Echenique, y su grupo parlamentario, lo tiene que entender.

Puntos básicos delBCE

Como tiene que entender Pedro Sánchez que las decisiones anunciadas por el BCE son claves para evitar una nueva recesión. Aunque estamos bien lejos de los 650 puntos básicos que llegó a alcanzar el bono español a 10 años respecto del alemán, el temor de que España, junto con Italia, Portugal y Grecia tengan dificultades para financiarse en los mercados es evidente. Cada vez la situación se parece más a lo sucedido en 2011 bajo el mandato de Zapatero.

Christine Lagarde ha tenido que reaccionar de urgencias tras el anuncio de unas primeras medidas de las que advertíamos la pasada semana que resultarían insuficientes

Tampoco la reunión extraordinaria del miércoles, al final de la cual el BCE emitió un comunicado en el que se comprometía a aprobar una nueva estrategia para limitar la fragmentación de los mercados europeos, ha sido suficiente para reducir las tensiones que sufren los bonos soberanos.

Lo sucedido con la crisis anterior, sobre todo en los países que necesitaron un rescate, es una lección que Pedro Sánchez no puede olvidar. A ello tiene que añadir el claro mensaje que los electores andaluces le han enviado dando la mayoría absoluta a Juanma Moreno.

Pese a la insistencia de Moncloa en restar importancia a lo sucedido en Andalucía de cara a las futuras elecciones generales, hará bien el presidente en presentar en Bruselas un plan de estabilidad de cara al futuro y tratar así de evitar el hundimiento del país antes de que le llegue su hundimiento personal.

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