La continua escalada de la inflación, incluso sin incluir la energía y los alimentos frescos, está mermando seriamente la capacidad adquisitiva de los trabajadores en medio mundo. Un factor que seguramente acabará repercutiendo en el consumo con especial incidencia en el turismo.
La subida de los precios estaría minando el creciente deseo de viajar tras la pandemia que se venía observando en los últimos meses, poniendo en jaque al sector turístico en general y a Meliá en particular por su liderazgo en el sector vacacional.
A ello se sumaría la mayor presión del dólar frente al euro. El billete verde va camino de la paridad y más después de conocerse la mayor agresividad de la Reserva Federal en política monetaria. Las empresas más expuestas a los dólares se estarían viendo perjudicadas y Meliá es una de ellas.
Ambos factores, entrelazados entre sí, podrían poner en riesgo la positiva evolución de los ingresos operativos logrados en el primer semestre. Entre enero y marzo, la cadena hotelera multiplicó casi por cuatro sus ingresos, hasta los 271,4 millones de euros. Y un posible frenazo en sus ventas complicaría su objetivo de volver a la senda del beneficio este año tras reducir sus pérdidas en el primer trimestre por debajo de los 60 millones de euros.
Con todo, los analistas consideran excesivo el ajuste sufrido en este comienzo del mes de junio. Creen que los precios actuales en torno a los 6,5 euros por acción presentan una excelente oportunidad para entrar con vistas al medio y largo plazo.