Es lo que pasa con las compañías que protagonizan grandes fiascos en bolsa. La suma de decepciones de Siemens Gamesa en forma de 'profit warning' bate todos los récords conocidos en el Ibex 35. La tan recuperada recuperación nunca llegó y la compañía vale hoy en bolsa 10.000 millones de euros menos que cuando terminó 2020. Quienes entraron en aquellos niveles hoy quieren salvar los muebles. Y poco más.
Quienes esperaban una oferta de 20 ó 21 euros estaban haciendo un brindis al sol. De la OPA sobre la compañía no había duda alguna de que llegaría; la cuestión sólo era ponerle una fecha en el calendario. Y ha sido anunciada cuando al grupo alemán le ha parecido que el contexto era más favorable: guerra en Ucrania, incertidumbre sobre el crecimiento económico, encarecimiento de las materias primas y problemas en la cadena de suministro.
¿Es posible sumar más argumentos a favor para justificar un precio bajo? Si a eso se une que Siemens Energy ya cuenta con el 67% de la compañía y que no hay por lo tanto visos de contraoferta en el horizonte, la situación no puede ser menos halagüeña para los accionistas de Siemens Gamesa. Y, como no podía ser de otra manera, los informes de analistas están siendo bastante contundentes. El mensaje es coger los 18 euros y correr, porque cualquier otra decisión carece de sentido.
Máxime teniendo en cuenta que todo parece indicar que, como ya ha ocurrido en opas anteriores como la Zardoya Otis o Euskaltel, la compañía dará con sus huesos fuera de la bolsa. Todo apunta a una exclusión que permitirá al accionista alemán dar una vuelta total a la estructura y a la gestión de la compañía fuera de los focos del parquet. Es decir, al estilo de cualquier 'private equity' que puede comprar una compañía a un precio atractivo.
¿Qué Siemens Energy podría pagar más por una compañía que cuando acabó 2021 había aumentado un 12% su cartera de pedidos hasta los 33.000 millones de euros? La respuesta es evidente: sí. En febrero de 2020, metió 20 euros por acción en el bolsillo de Iberdrola para comprar el 8% de la eléctrica en la compañía. Pero hoy, la matriz no tiene ninguna necesidad de cerrar heridas en el capital y, además, el escenario es completamente distinto.
Con estas cartas sobre la mesa, a los accionistas con minusvalías les queda el derecho al pataleo. Y al mismo tiempo, una cierta sensación de alivio por salir con 18 euros en la mano de un valor que antes de la oferta deambulaba por los niveles más bajos en bolsa desde marzo de 2020. La compañía se había instalado en una depresión permanente en bolsa a la que cada vez se le veía una salida más difícil.
Como los designios de los mercados son hasta cierto punto inescrutables, a los inversores les queda también la opción de esperar oportunidades puntuales. Podría ser que la acción de Siemens Gamesa saltara puntualmente por encima del precio de OPA, lo que podrían aprovechar para vender una parte de sus títulos en el mercado. Si no, ahí estará la opción del decepcionante precio de una OPA cantada.