El mundo se encuentra ante el mayor desafío energético desde los años setenta de la pasada centuria, cuando se produjeron la primera guerra del petróleo (1973) y la segunda (1979). “Este es un paso en la dirección correcta para garantizar un mayor suministro interno, considerando que la geopolítica también jugará un papel en la transición energética, aunque los poseedores de los recursos pueden ser diferentes”, indica Tsvetana Paraskova en OilPrice.com.
Biden sabe que la transición hacia las energías limpias liberará al mundo occidental de la dependencia de los países de la OPEP o Rusia, pero arrojarán a estos en los brazos de de estados con recursos de minerales críticos, como China o la República del Congo. En la Unión Europea existe la convicción de que la transición hacia las energías renovables y al hidrógeno debe acelerarse para lograr la independencia de una Rusia a la que la UE ha decidido reducir sus compras de gas en dos tercios. Otro de los mensajes reiterados en Europa se centra en conseguir una mayor eficiencia energética.
“La capacidad de electrificar el transporte y dejar de quemar combustibles fósiles, y específicamente petróleo, significa que resolveríamos problemas geopolíticos masivos, que han sido una plaga durante los últimos 100 años”, indicó Adam Scott a la canadiense CBC News, director ejecutivo de una organización benéfica con sede en Toronto.
Cadenas de suministros
Pero el camino no está resultando fácil, como señala OilPrice: “Los costos de los componentes de las turbinas solares y eólicas ya están experimentando inflación y la demanda solo se intensificará. También va a haber una lucha masiva para acceder a los metales para construir la electrificación, desde acero, metales base clave, incluidos cobre, aluminio y níquel, y materias primas para baterías”, señaló el presidente de Wood Mackenzie, Simon Flowers.
La consultora KPMG considera que poder geopolítico va a deslizarse desde los países de la OPEP hacia los de la OMEC, la Organización de Países Exportadores de Minerales. “Existe un riesgo subestimado para la transición energética: el suministro de energía limpia depende de los recursos naturales extraídos, que están llenos de desafíos geológicos, geopolíticos y de gobernanza”, dijeron KPMG y Eurasia Group en un informe el año pasado.
Estados Unidos, Arabia Saudita y Rusia son los principales productores de petróleo, con una producción conjunta del 43% del mercado. Si a estos se les añaden Canadá y China se llega al 54% de la producción. Los principales productores de gas natural son Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea.