Una de cal y otra de arena para Iberdrola, Endesa y Naturgy -las tres grandes eléctricas del sector-, en el nuevo plan energético que la Comisión Europea ha presentado para hacer frente urgentemente a la crisis energética y la enorme volatilidad de los precios eléctricos tras la invasión de Rusia sobre Ucrania. El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha aplaudido las medidas anunciadas por la Comisión al considerar que es un paso positivo para abordar la presente crisis e incentivar las inversiones.
Píldora envenenada
Galán ha insistido en que “es esencial contar con marcos estables a largo plazo” y eliminar cualquier obstáculo o cuello de botella al despliegue de las inversiones en energías limpias. Sin embargo, no se ha percatado de la píldora envenenada que lleva el documento presentado por la Comisión Europea a los países miembros.
El órgano que marca las directrices energéticas de la UE abre sorprendentemente la mano a que los gobiernos puedan redistribuir los beneficios que obtienen las eléctricas por las actuales coyunturas de precios altos, así como el comercio de emisiones de CO2 y destinarlos a los consumidores. En esta partida, se incluirían los denominados “beneficios caídos del cielo” que reciben las compañías por las centrales hidráulicas y las nucleares, que ya están amortizadas.
Se trataría, en definitiva, de aplicar un impuesto adicional al sector por los beneficios extraordinarios que reciben. Una medida que el Ejecutivo de Pedro Sánchez intentó aplicar el ejercicio pasado cuando las tarifas empezaron a dispararse por el alto precio del gas y del CO2 y a la que tuvo que dar marcha atrás por la oposición de las compañías eléctricas.
La normativa europea sobre subvenciones abre también la puerta a los Estados miembros a ofrecer apoyo a las empresas e industrias afectadas por los altos precios de la electricidad y reducir la exposición a su volatilidad a medio y largo plazo.
Intervenir los precios de la luz
La parte más importante del documento es que permite a los países que intervengan, en cierta medida, sobre los precios de la luz, algo que hasta ahora les estaba prohibido. “Para afrontar la actual emergencia, la Comisión revisará todas las medidas para limitar el efecto de los precios del gas sobre la electricidad, como límites temporales de precios”, señala el documento.
Todos estos cambios de Bruselas vienen derivados de la grave situación que ha provocado Rusia tras la invasión de Ucrania y que ha desestabilizado todo el sistema energético europeo, con precios del gas y el petróleo totalmente descontrolados. El barril Brent del Mar del Norte volvió a situarse por encima de los 133 dólares. Por tanto, el paquete de medidas va enfocado esencialmente a eliminar la fuerte dependencia que Europa tiene del gas ruso y las importaciones de petróleo.
Vladimir Putin ha amenazado con cerrar la llave del gas ruso a Europa por lo que la única salida que tienen los 27 es buscar nuevos canales de suministro y eliminar la dependencia del Kremlin. Rusia lleva incumpliendo desde hace meses los compromisos de suministro por el gasoducto Nord Stream 1, lo que impide a muchos países disponer del nivel de reservas que necesitan para tener garantizado el consumo.
El presidente de EEUU, Joe Biden, ha anunciado por su parte que prohibirá las importaciones de petróleo y gas de Rusia, independientemente de lo que decida la Unión Europea. El Reino Unido se ha unido a la medida y la multinacional petrolera Shell abandonará todas sus actividades energéticas y cerrará sus gasolineras.
El aplauso del Gobierno
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha manifestado su satisfacción porque la Comisión Europea ha recogido algunas de las recomendaciones presentadas por el Gobierno español. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, había afirmado que “el mercado eléctrico está roto” y que el mercado mayorista estaba contaminado por los elevados precios del gas.
Ribera ha pedido urgentemente sacar el gas del mercado mayorista para evitar que marque el precio al resto de las energías, ya que considera que “no refleja los costes reales”. Esta medida es una de las decisiones que están pendientes de tomar por parte de los Estados miembros y que la Comisión se pronuncie.