La base de pasivo de los bancos es el punto de apoyo de la palanca para el crédito a la clientela y la reducción de los depósitos de los clientes es una amenaza permanente para la dimensión del activo del balance.
Con tipos de interés muy bajos o negativos no hay espacio para remunerar los depósitos a plazo de los clientes. La alternativa para atraer pasivo, es decir depósitos de clientes, han sido los fondos de inversión.
Desde que se inició la guerra en Ucrania los directores de sucursal de la banca en España se las han visto y deseado para convencer a los clientes de que no abandonen los instrumentos de inversión que han puesto a disposición de la clientela. La caída de los tipos de interés ha dejado en el olvido una forma tradicional de captar el pasivo de los clientes, particulares y empresas, mediante las inversiones a plazo.
Lo que ha quedado como instrumento para que los bancos transformen depósitos a la vista en un elemento menos volátil y los dejen atados en su partida del pasivo han sido los fondos de inversión, de los cuales hay una variedad casi ilimitada. En la última semana los bancos han orientado a la clientela hacia inversiones de menor riesgo, o como las denominan, de “riesgo moderado”. Una semana de fuertes oscilaciones en las bolsas y mucha volatilidad ha llevado a que muchos clientes pongan pies en polvorosa.
Dinero caprichoso
Aunque el dinero esté en las cuentas corrientes, para los bancos no es lo mismo. Por un motivo sencillo, cuando hay depósitos a plazo una entidad de crédito puede estimar la duración de ese pasivo aunque no pueda blindar el plazo. Una sustitución de ese instrumento aunque de menor calidad, son los fondos de inversión, se trate de renta fija o de renta variable.
La menor calidad se deriva de la posibilidad de extinguir la inversión si el mercado es adverso. La última semana no ha sido color rosa en ese sentido. Por lo tanto se ha registrado presión sobre las entidades. Para tener una idea de lo que está en juego basta con mirar al margen de intereses de las grandes entidades. En el caso de CaixaBank los resultados del último trimestre de 2021 muestran un margen de intereses de 1.599 millones de euros, mientras que el margen obtenido de las comisiones fue de 1.101 millones de euros.
Lo que indica que las comisiones resultan una fuente muy alta de ingresos por comparación con el margen de intereses, algo que no es propio del negocio bancario y que además pesa sobre la clientela de forma significativa. Un caso similar, aunque menos acusado, es el del Banco de Santander que en España obtuvo en el 4º trimestre del año pasado un margen de intereses de 3.994 millones de euros comparado con 2.400 millones de euros en comisiones. Con márgenes de intereses estrechos remunerar el pasivo de los clientes por encima de los tipos de referencia de los bancos centrales no está al alcance los bancos.
Mientras tanto, las posibilidades de que la política del Banco Central Europeo (BCE) siga el paso de la Reserva Federal está en el aire. La lógica sería que, acompasado en el tiempo, un mayor nivel de tipos de interés en Estados Unidos se reflejara también en el emisor del euro, lo que supondría un alivio para los bancos españoles y europeos. Sin embargo esta posibilidad no está necesariamente en el calendario del BCE.
Las declaraciones de Cristine Lagarde, su presidenta, en los últimos meses han puesto sobre el tapete una reducción del balance del emisor del euro. Recogerán velas ha señalado, por referencia a que se reducirá la compra de deuda pública y privada que ha sido la fórmula de inyección de liquidez por parte de la autoridad monetaria del área del euro para sostener las economías de la región.
En realidad esta reducción del balance estaba prevista para hace dos años cuando la crisis desatada por la pandemia de la covid 19 obligó a una postergación y dio paso a una financiación sin precedentes por parte de la Unión Europea (UE) a las economías de la región. No obstante, de momento el futuro de los tipos de interés está en el alero. No parece que el calendario sea de corto plazo en este tema. Lo cual puede desembocar en una caída del euro frente al dólar.
El 11 de febrero, Lagarde señalaba que “si actuáramos de forma precipitada la recuperación de nuestras economías podría ser sensiblemente más débil y el empleo se podría ver amenazado”. Pero la mayoría de los analistas consideran que un incremento de los tipos de referencia del BCE del 0,50% sería razonable para finales de año. Lo que sin embargo ha dejado esta posibilidad entre paréntesis es la irrupción de la guerra en Ucrania.
Los analistas mantienen una controversia sobre el efecto que la irrupción bélica puede tener sobre la actividad económica en Europa. Este es un elemento que está por verse y que está directamente vinculado a la naturaleza del desenlace de los enfrentamientos militares y al curso de los precios que se ven presionados por el aumento del precio del crudo, con el Brent atravesando la barrera de los 113 dólares el barril esta semana y la incertidumbre sobre el suministro y precio del gas en Europa.