La guerra de Ucrania y el consiguiente 'shock' que provocó en los mercados -especialmente en la última semana de febrero- ha sido recogido por el sector financiero con una mezcla de miedo y sensación de oportunidad. Por un lado, se trata de retener a los inversores en fondos de inversión atemorizados por la crisis. Sólo en las dos últimas semanas, se han retirado a nivel global cerca de 20.000 millones de euros de los fondos de bolsa europea.
Los expertos aseguran que en España el impacto está siendo más limitado que en otros países de nuestro entorno. Entre otras cosas, por la rápida capacidad de reacción de los bancos, que están echando el resto para contactar con sus clientes y convencerles de que pueden cambiar su ahorro en fondos hacia productos más conservadores a la espera de que amaine la tormenta. Las redes están trabajando a destajo para evitar que crezca la operación salida.
"Muchos inversores de perfil muy conservador habían entrado en fondos con riesgo medio alentados por los buenos rendimientos de los últimos trimestres y desalentados por las rentabilidades mínimas de depósitos y cuentas. La inflación, desbordada, ha hecho el resto. Para muchos, la volatilidad de los mercados en estas últimas semanas está resultando insoportable y necesitan alternativas urgentes porque, si se van ahora, quizá no volverán nunca", señalan en un banco mediano español.
Santander y CaixaBank
Con estas cartas sobre la mesa, grandes bancos como CaixaBank o Santander han puesto en circulación en los últimos días fondos muy conservadores de deuda y vencimientos largos de hasta cinco años. Es decir, productos con una enorme capacidad de retención de clientes en el tiempo, y que, aunque tienen el riesgo muy acotado pueden dar algo más que las insignificantes rentabilidades medias de los depósitos, del 0,01% a doce meses.
Pero la banca también quiere aprovechar este viaje para captar nuevos clientes. Vía telefónica, algunas entidades están ofreciendo estos fondos de nuevo cuño a clientes que, en estos momentos, cuentan con altos niveles de liquidez en sus cuentas. El argumento es que es mejor cazar una rentabilidad del 0,5% sin apenas asumir riesgos que tener el dinero inactivo. La consigna en la mayoría de las entidades es aprovechar el actual escenario para convertir el momento en una oportunidad.
"Los ciudadanos ven como suben la factura energética o la cesta de la compra. La brutal subida de la inflación es 'voz populi' y, quien más quien menos, percibe que el aumento de los precios -el IPC alcanzó el 7,6% en febrero- se come también el valor de su ahorro. Por lo tanto, es un buen momento para poner la maquinaria comercial a máxima velocidad para jugar las dos cartas: retener a los partícipes de fondos asustados y captar a quienes tienen su dinero ocioso", señalan en uno de los bancos más agresivos del mercado.
La batalla apenas acaba de comenzar y son varias las entidades que están ultimando el lanzamiento de sus propios productos para calmar la ansiedad de sus clientes de toda la vida, poco hechos al azaroso y volátil mundo de los mercados, tan proclive a los sustos en los últimos tiempos. En un momento clave para mantener la buena salud de su negocio de inversión colectiva, la banca pone a prueba de nuevo la fortaleza de su poderosa red comercial.