ANÁLISIS

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Putin?

Nuevas es­pe­ranzas de paz con la ne­go­cia­ción en la fron­tera entre Ucrania y Bielorrusia

Vladimir Putin
Vladimir Putin

Los en­fren­ta­mientos mi­li­tares entre los ejér­citos de Rusia y Ucrania, y la pro­vo­ca­ción del éxodo de po­bla­ciones ci­viles inocen­tes, no los su­fría Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El 24 de fe­brero de 2022 puede sig­ni­ficar el fin de una era, el fin de la Paz Europea, ha­bi­tual­mente vin­cu­lada con la crea­ción de la Unión Europea desde el inicio de los años 50.

El anuncio de las partes de que aceptan reunirse para tratar de alcanzar un acuerdo abre algunas esperanzas a la rápida resolución del conflicto, aunque son mayores las dudas que las ilusiones. Aunque España no es de los que mantiene mayores relaciones comerciales con los países en conflicto, los efectos en la economía serían muy importantes.

Con la invasión de Ucrania, Putin viene de cambiar el orden mundial, y en primer lugar el que prevalece en Europa desde la caída del imperio soviético. Pero, además, como advertía hace unos días el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, la agresión rusa contra Ucrania y la decisión de Putin de poner en alerta sus fuerzas nucleares, conlleva el riesgo de ampliar la inestabilidad política a la zona del Indo-Pacífico con grave riesgo de aumentar la tensión con China.

Blinken, en su alocución a los ministros de los países aliados de la zona, Australia, India y Japón, reiteraba que la crisis en Ucrania supone el principal reto a los principios básicos que han logrado mantener la prosperidad y la estabilidad en el mundo tras la Segunda Guerra Mundial, principios que no permitían a un país cambiar unilateralmente las fronteras, dictar las alternativas de modo de vida a sus vecinos o tratar de imponer su ámbito de influencia a la fuerza.

Tras las declaraciones este domingo desde Moscú del presidente ruso, según el cual, “los líderes de los principales países de la OTAN están haciendo declaraciones agresivas sobre nosotros. Así que ordeno trasladar las fuerzas de disuasión de Rusia al modo de alerta máxima", lo que equivale a poner en alerta sus fuerzas nucleares, nadie sabe dónde se parará Putin.

Tras lo que suceda en Ucrania, ¿querrá extender su influencia en los demás territorios de la antigua Unión Soviética como Polonia, Rumanía, Chequia, Eslovaquia o países Bálticos? Europa no se había preparado para una eventualidad así, pese a que no se puede descartar que vayamos a una guerra más allá del territorio de Ucrania tras las advertencias reiteradas de Putin.

Como denuncian varios medios europeos conservadores, esta guerra a las puertas de Polonia es un símbolo de degradación de Europa, que de algún modo se ha convertido a su vez en la periferia del mundo, incapaz de garantizar su propia seguridad, y de ponerse de acuerdo desde el principio con el conjunto de sanciones que se impondrán al régimen de Putin.

La OTAN, en baja

La OTAN parece haberlo entendido así al incrementar su presencia en los países con mayor riesgo de sufrir un problema bélico con Rusia. ¿Se podría haber evitado la situación actual si se hubieran escuchado las advertencias de Putin de que no se preparara la entrada de Ucrania en la OTAN?

Es lo que consideran diplomáticos españoles con anteriores responsabilidades en las embajadas de Rusia y Bulgaria, que han venido recomendando en sus ámbitos de influencia una política de entendimiento y no de enfrentamiento con Putin. Su argumento principal es que Europa, como Estados Unidos, deberían haberse aliado con Rusia como contrapeso a las intenciones hegemónicas chinas. Las limitaciones de la economía rusa, llegado el momento, no podrán permitir que Putin se embarque en una política muy agresiva con algunos de sus antiguos satélites.

No ha sido el caso. Europa se había preparado para una situación similar pese a que desde la revolución naranja en el 2014 que ha hecho de Ucrania una democracia, no se descartaba que Kiev se convirtiera en el lugar elegido por Putin para una primera intervención militar. La obsesión de seguridad que viene argumentando Putin frente al encierro en que se ha sometido a Rusia con la ampliación de la Unión Europea y la OTAN, no se lo han tomado en serio ni Estados Unidos ni la Unión Europea, que consideran a Rusia una potencia media.

Los estrategas militares admiten que una operación de las características de la emprendida por Putin en Ucrania, no se aprueba y se pone en práctica en días, ni siquiera en semanas o meses. Primero por lo que supone el desplazamiento de casi 200.000 personas, unas 180 divisiones a las fronteras con Ucrania que exigen mucho tiempo y hace que no se puedan mantener en secreto. Sobre todo, teniendo en cuenta la importancia del personal de los servicios de inteligencias de cuantos países occidentales y orientales, aliados de Estados Unidos y la UE, están asentados en Rusia.

En segundo lugar, está el momento elegido. Putin tomó la precaución de asegurarse el favor de China al desplazarse a Pekín con ocasión de la inauguración de los juegos olímpicos de invierno, y ha esperado dos días después de la clausura de los mismos, para desencadenar la ofensiva contra Ucrania.

Putin ha sabido jugar muy bien su papel de aproximación a Xi Jinping pese a que mantiene diferencias conocidas con Pekín en cuestiones de exploración energética. Moscú muestra cada día más interés en la búsqueda de petróleo en el mar de China Meridional, donde China reitera sus derechos inalienables y no parece dispuesta a ceder.

Bien es cierto que, en sus relaciones comerciales, que son más bien modestas, están por debajo del intercambio entre China y Alemania, por ejemplo, juega un papel muy importante el acuerdo del 21 de mayo de 2014, por el que Rusia y China firmaron un tratado que prevé el suministro continuo de gas natural ruso en grandes cantidades a China por un periodo de 30 años.

El contrato tiene un valor de 400.000 millones de dólares y fortalece a Moscú en su conflicto con Occidente. Pero, como advertía Luo Tianhao, analista principal de la Comisión Estatal China de Recursos y Asuntos Energético, la alianza entre ambas potencias enfrenta obstáculos tanto históricos como vinculados a la actual geopolítica asiática y global, que generan incentivos para un acercamiento, pero también numerosas susceptibilidades mutuas.

Luo Tianhao aclara que Rusia es atractiva para China sobre todo porque cuenta con un potencial militar superior al suyo, y en especial de cara al papel que Estados Unidos juega en su alianza de defensa de Japón y Taiwán.

Putin ha buscado además un aliado en China para poder paliar las consecuencias de las sanciones económicas, financieras y comerciales que les han impuesto Estados Unidos y la Unión Europea. Si consiguiera su objetivo de controlar Ucrania sin un gran baño de sangre entre la población civil, no sería descartable que se pare ahí hasta conseguir la situación previa al hundimiento de la Unión Soviética. Todo ello supondría entrar en una nueva gran desestabilización en este caso en Europa, que se convertiría en el centro de una guerra fría en el propio corazón del mundo occidental.

Las consecuencias económicas se harían sentir de nuevo en las empresas, los trabajadores y consumidores. Como ha reconocido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, un periodo duradero de enfrentamiento tendría consecuencias sobre nuestra economía, nuestra seguridad y en definitiva sobre nuestras vidas.

Aunque España tiene lazos comerciales reducidos con Rusia y Ucrania, no quiere decir que no se vaya a ver afectada por el conflicto. A Rusia España le vendió el año pasado 2.213 millones (un 0,7% del total de las exportaciones). Las importaciones por mercancías supusieron 6.034 millones de euros (el 1,8% de las importaciones).

En cuanto Ucrania, compró mercancías españolas por valor de 682 millones (apenas el 0,2% de las exportaciones españolas) y nos vendió por un total de 1.548 millones de euros (el 0,5% de nuestras importaciones).

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