Desde su llegada a la presidencia, López Obrador ha tenido siempre entre ceja y ceja a España, exigiendo públicas disculpas por la conquista llevada a cabo por Hernán Cortés en el siglo XVI. Pero ahora ha querido dar un giro más de tuerca poniendo en foco en las inversiones españoles en el país.
En respuesta a las acusaciones presidenciales, el ministro español de Exteriores José Manuel Albares manifestó a su homólogo mexicano Marcelo Ebrard: que "el Gobierno de España rechaza tajantemente las descalificaciones realizadas por el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Y añadió que "España y México somos socios estratégicos y estamos unidos por profundos lazos humanos, culturales, históricos, lingüísticos y económicos. Más de 175.000 españoles viven en México y cerca de 30.000 mexicanos residen en España, que es el segundo inversor en México y cuenta con 7.000 empresas en ese país. La inversión española se eleva por encima de 70.000 millones de euros y la mexicana en España supera los 25.000 millones".
El conflicto de Iberdrola en México
Según algunos analistas, el origen de este recrudecimiento de los ataques estaría situado en el conflicto que mantiene Iberdrola con la empresa pública mexicana Comisión Federal de Electricidad (CFE) a la que ha interpuesto una demanda ante un tribunal internacional por la puesta en marcha de la central de ciclo combinado Topolobampo III.
Dicha planta, ya construida, está pendiente de autorización para iniciar las operaciones comerciales y el objetivo del arbitraje es su puesta inmediata puesta en marcha. Sin embargo, CFE ha condicionado la documentación de apertura al pago de una multa de 16 millones de dólares por retrasos en la construcción, que la eléctrica española achaca a fuerzas de causa mayor.
Esa es la gota que habría colmado el vaso de la paciencia de López Obrador contra Iberdrola a la que acusa de haberse convertido en una empresa preponderante en el sector. De hecho, es el mayor productor privado del país. El alto mandatorio tampoco ha visto nunca con buenos ojos a su filial estadounidense Avangrid por ser una puerta giratoria para ministros y presidentes de México.
Una inquina que ahora se ha ampliado. BBVA, Santander, Repsol, Acciona, OHLA, Mapfre, todas ellas con intereses en el país, están ahora bajo el foco acusador del presidente mexicano, lo que ha generado una sensación de incredulidad y estupor entre el empresariado español, pues de la misma forma muchas empresas mexicanas operan en España.
Carlos Slim: cerca de 4.000 millones
El principal ejemplo es el magnate mexicano, de origen libanés, Carlos Slim. El ingeniero, como se le conoce, mantiene una intensa actividad de Holding, con una sociedad que hace de paraguas a sus participadas en España y a sus futuras inversiones.
Eso le ha permitido controlar un imperio valorado en algo más de 3.900 millones de euros en España distribuido a imagen y semejanza con sus inversiones en Latinoamérica entre constructoras, promotoras y medios de comunicación. Algunas de ellas son de dudosa rentabilidad, pero las malas lenguas apuntan a que el objetivo del empresario es tener una presencia de relevancia y control en empresas a muy largo plazo.
A través de la sociedad Control Empresarial de Capitales, Carlos Slim posee el 74,2% de FCC y el 73,3% de Realia. Mientras que a través del grupo Carso mantiene una posición del 5,49% en Metrovacesa y el 4,3% del grupo Prisa. Algo que no extraña ni molesta a nadie, especialmente entre sus empleados.
En cualquier caso, algunos empresarios españoles han querido quitar hierro a las declaraciones de López Obrador, mientras otros ya han señalado en que no queda otra que aguantar el tipo hasta el cambio de presidencia. Las próximas elecciones están previstas para 2024 y la Constitución mexicana no permite la reelección.
Y eso teniendo en cuenta que no se cumpla ese refrán español que dice que otro vendrá que a mí bueno me hará. Mientras tanto, muchas inversiones en el país como la posible adquisición de Banamex, sobre la que Santander y BBVA ya han mostrado interés, podría verse frustrada para los inversores españoles.