Sobre el fabricante de componentes para la automoción sigue pesando las dudas por los parones en el sector automovilístico derivadas de los problemas de suministro, en especial de semiconductores, así como por la subida de los precios de la energía.
A estas incertidumbres que viene afectando al grupo en los últimos meses se unen ahora las tensiones geopolíticas. Eso podría afectar al grupo tanto por el lado de las exportaciones de componentes a la zona como por los posibles problemas de ingresos en rublos por su posición en el país. Estos factores, sin embargo, no deberían ser demasiado gravosos.
Especialista en procesos, CIE Automotive es una empresa que domina todas las tecnologías disponibles para la fabricación de componentes y subconjuntos de automoción con una alta diversificación de clientes, productos y regiones que le permite afrontar estas incertidumbres con cierta tranquilidad.
A ello se suma, señalan los expertos de Selfbank, la notable disciplina de su equipo gestor a la hora de acometer inversiones. Eso ha situado a la compañía en una excelente posición de balance y generación de caja para cumplir sus compromisos estratégicos de 2025 en el que esperan un beneficio de 500 millones de euros y un Ebitda de 1.000 millones.
En un mercado muy fragmentado, con muchas empresas pequeñas y familiares enfocadas a un solo cliente, CIE destaca por su mayor tamaño, su localización global, una tecnología avanzada y una alta diversificación de clientes. Factores que han impulsado su crecimiento orgánico en los últimos años, pero sin depreciar el crecimiento inorgánico.
En la última década, recuerdan los expertos de Selfbank, el grupo industrial ha integrado a más de 70 compañías en las últimas décadas. Esta gestión familiar y responsable ha convertido a CIE en una de las empresas más atractivas del mercado español.
En cualquier caso, no está exenta de riesgos, apuntan en la firma. Además de los riesgos estratégicos y operacionales a los que se enfrentan todas las compañías, en el caso de CIE tiene otros más específicos como los relativos a la ASG (medioambiente, social y buen gobierno) o la crisis de los semiconductores, que incide de lleno en su negocio.
Además, se trata de un valor muy sensible al ciclo y, por tanto, a una eventual recaída de la economía. A ello se suman los enormes retos del sector ante el auge del coche eléctrico que plantea un fuerte proceso de transformación del sector, pero que al mismo tiempo puede ser origen de grandes oportunidades.