Y la segunda, que ambos han empezado la reacción desde la última semana del mes de enero. Es decir, desde que se disparó la tensión entre Rusia y Ucrania, desde que se consolidaron unas tasas de inflación estratosféricas a uno y a otro lado del Atlántico y desde que los bancos centrales han claudicado anunciando a viva voz que la larga etapa de tipos de interés cero ha terminado. Y la respuesta de los inversores ha sido contundente.
“Los inversores más avezados están comprando oro y bitcoin. Le están dando a los dos activos categoría de valor refugio, y son cada vez menos excluyentes. Entienden que son dos formas de blindar las carteras asumiendo volatilidades muy distintas. Mientras que el oro se ha movido apenas un 5% entre el máximo y el mínimo de 2022, el bitcoin lo ha hecho en una horquilla exorbitante del 35%”, aseguran en una entidad de banca privada.
Pero, del gráfico de los tres últimos meses, se deduce que los precios de los dos activos han ido mucho más de la mano de lo que podría parecer. La diferencia ha estado, por supuesto, en la amplitud de los movimientos, siempre mucho más potentes en el caso del bitcoin por la propia naturaleza del activo y, sobre todo, por el historial reciente de sus precios. El del oro sube apenas un 20% en los 24 últimos meses, frente al 360% del bitcoin.
Valores complementarios
Con estas cifras sobre la mesa, queda claro que estamos ante dos tipos de valor refugio que, por ser diferentes, pueden ser muy complementarios según el perfil del riesgo del inversor. O al menos eso demuestra el primer movimiento bajista que se ha desatado este año 2022 en los mercados. No se trata de negar el oro para reconocer el bitcoin, ni viceversa, sino de combinar sus distintas características para maximizar las inversiones.
“Los grandes inversores se están dando cuenta de que el bitcoin ha madurado. Ya no es el mismo activo de hace tres años, cuando estaba en pleno crecimiento y tenía un componente incluso mucho más especulativo que ahora. En este momento, la correlación de la criptodivisa con la renta variable es mucho más alta -especialmente con empresas tecnológicas estadounidenses-, lo que abre un debate legítimo sobre hasta qué punto es valor refugio”, señalan en una gran gestora nacional.
Pero, según esta misma fuente, las criptodivisas siguen siendo un buen escudo contra la inflación: “Es que era insostenible que no hubiera una corrección con el precio del bitcoin por encima de los 65.000 dólares, cuando en julio del año pasado estaba en 30.000 dólares. No se puede medir al bitcoin por el mismo rasero que al resto y sacar fuera de contexto que el oro ha aguantado mejor la presión bajista, pero sí entender sus ventajas en situaciones distintas”.
Mientras, las grandes firmas mundiales siguen intentando poner en valor el bitcoin con valoraciones de lo más dispares. Goldman Sachs cree que aún es demasiado pronto para que el bitcoin compita con el oro como valor refugio, pero por sus previsiones puede que este sea el momento para invertir, porque ve el precio de la criptodivisa en los 100.000 dólares en cinco años. Y JP Morgan también lo ve a largo plazo aún más arriba en los 150.000 dólares.