Los ac­cio­nistas van a pedir más de­ter­mi­na­ción a la ‘teleco’ a partir de ahora

La salida del CEO de Vodafone deja todas las puertas abiertas en España, incluso la fuga

El mer­cado es­pañol es un gran que­bra­dero de ca­beza para la ope­ra­dora bri­tá­nica

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El ya ex con­se­jero de­le­gado de Vodafone, Mick Read, deja las riendas del grupo de te­le­co­mu­ni­ca­ciones bri­tá­nico con mu­chos asuntos pen­dien­tes. ¿Un desastre a la vista? Entre ellos España, que se ha con­ver­tido en un que­bra­dero de ca­beza para el grupo. La sa­lida del CEO puede traer no­ve­dades sig­ni­fi­ca­tivas en suelo na­cional y sus com­pe­ti­dores es­peran mo­vi­mientos que pueden re­sultar de­fi­ni­tivos para la con­fi­gu­ra­ción del mer­cado es­pañol.

En lo que a España se refiere, si por algo se ha distinguido Read es por la estrategia de dejar abierta cualquier tipo de posibilidad sin llegar nunca a tomar decisiones. Mucho se ha escrito acerca de la posibilidad de que Vodafone saliera de España -la compañía siempre ha jugado a la ambigüedad en este punto- pero como ha ocurrido con otro gran mercado como el italiano, donde rechazó a principios de año una oferta de 11.000 millones de euros, no hay novedades cuando 2022 está a punto de expirar.

Para desesperación de los fondos activistas que como Cevian Capital o Coast Capital han tomado participaciones en el valor para alentar cambios rápidos, no ha pasado nada en los últimos meses. Bueno, es verdad que la operadora ha vendido la mitad de su sociedad de torres de comunicaciones, Vantage Towers, por más de 7.000 millones de euros. Una operación razonablemente buena pero insuficiente para aclarar el futuro del grupo.

“Hay un problema de momento. Da la impresión de que la coyuntura ha dejado a Vodafone fuera de cobertura por un tiempo. Vender negocios ahora es más difícil, porque los tipos de interés suben y a los compradores se les encarece significativamente la financiación. Y lo mismo en sentido contrario, aunque no se ve a la operadora británica ahora como una protagonista en adquisiciones”, señalan fuentes del sector.

Perdió oportunidades

Read ya perdió la oportunidad de asaltar MásMóvil, a quien Orange sí dio luz verde para una fusión que sigue en manos de Bruselas. Desde entonces, Vodafone se ha resignado a ejercer un papel menor en suelo español, donde más allá de la potenciación de la marca de bajo coste Lowi apenas hay decisiones estratégicas de calado para recuperar parte de la notoriedad perdida. La subida de tarifas del 8,1% que aplicará a partir de enero no ayudará a su crecimiento.

Con estas cartas sobre la mesa, los grandes competidores de Vodafone -Telefónica, MásMóvil, Orange y los operadores emergentes que tiene a la rumana Digi como abanderada- esperan novedades. “Hay quien dice que a la espera del relevo de Read todo se puede parar en Vodafone, pero la verdad es que en lo que a España se refiere ya había una sensación de inmovilismo casi total. Puede que el cambio de CEO acelere las cosas”, explican en el sector.

Entre otras cosas, Vodafone debe decidir qué hace con la venta de la red fija en España, una operación que lleva moviéndose varias semanas entre los bancos de inversión y que podría sufrir un parón hasta que la CEO interina, Margerita Della Valle, fije prioridades. Ninguna será mayor que la posible fusión con su competidor en Reino Unido, Hutchinson. Una operación que, para no variar, avanza lenta y con muchas incógnitas.

Por lo tanto, los tiempos van a ser claves. Pero da la impresión de que el cambio de Read no será para dejar las cosas como estaban ni mucho menos. Hay muchos accionistas interesados en un cambio de velocidad rápido. Entre otros, el grupo árabe Abu Dabi Etisalat, que ha aumentado su participación en Vodafone hasta el 11% tras la salida de Read. Vienen aires de cambio en Vodafone y España puede ser uno de los mercados donde soplen más fuertes.

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