De hecho, en el mercado preocupa los altos costes financieros, más de tres millones de euros en intereses al año, derivados del préstamo participativo de la SEPI de 70 millones de euros, otro ordinario de 20 millones, y una aportación de capital adicional –en forma seguramente de un nuevo préstamo participativo- de 30 millones de euros.
Este dinero no ha evitado que Duro Felguera se haya visto obligada a realizar 180 despidos, ya acordados con los sindicatos, de un total de plantilla de 1293 trabajadores. Una drástica medida que forma parte de un nuevo plan estratégico, con una hoja de ruta bien definida, para la transformación de la empresa y su adaptación a los nuevos modelos de negocio con el fin de mejorar la productividad y eficiencia.
Pero quizás uno de los aspectos que más inquietud genera es la incapacidad del grupo para encontrar un socio financiero que asume la carga de la reestructuración. La compañía lleva años en este proceso sin lograr avances significativos.
Entre tanto, el grupo busca mantener su actividad para ir recuperando la confianza perdida. En estos días, se ha conocido la adjudicación a Duro Felguera de un contrato de ingeniería por parte de la empresa canadiense Aya Gold & Silver para la construcción de su nueva planta de proceso en la mina de plata de Zgounder en el Reino de Marruecos por un precio fijado de 78 millones de dólares.
La noticia de este contrato ha insuflado nuevos ánimos a la cotización de la compañía, pero todavía está lejos de salir de su actual tendencia negativa. A pesar del rebote experimentado en las últimas semanas, el valor mantiene una caída acumulada en el año del 15 %. Los expertos técnicos creen que el nivel de los 0,8 euros por acción pondrá a prueba este amago de recuperación, por lo que aconsejan acentuar la vigilancia.