Por si ese primer ‘toque’ no hubiera sido suficiente, en julio pasado, el banco emisor publicaba los resultados de los test de estrés de riesgo climático realizados a 186 entidades significativas de la UE con más de 25 billones (españoles) de euros en activos.
En ese contexto, CaixaBank acaba de publicar su primer Informe Climático donde desarrolla su estrategia medioambiental, incluye los primeros objetivos de descarbonización de su cartera crediticia y de inversión y recoge cómo ha adaptado su modelo de gestión y de negocio para afrontar el cambio climático. En línea con las directrices del BCE, la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri y dirige Gonzalo Gortázar muestra las principales actuaciones desarrolladas para ser un banco “sostenible en estructuras de gobierno y de gestión", su actividad diaria y las alianzas que permiten identificar mejores prácticas y potenciar sus compromisos ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza).
Informe Climático
El documento desarrolla la política de banca sostenible incluida en el plan estratégico (2022-2024) y que se enfoca en tres ejes: “liderar el impacto social positivo y favorecer la inclusión financiera; impulsar la transición sostenible de las empresas y la sociedad, y promover una cultura responsable siendo referentes en gobernanza, para contribuir a resolver retos como la desigualad, el cambio climático y el impulso de la economía real” según subraya la propia entidad.
El banco mantiene desde 2018 una operativa neutra de emisiones que pretende alcanzar en su cartera de créditos y de inversiones antes de 2030. El objetivo es reducir el 30% las emisiones de efecto invernadero en sus créditos al sector eléctrico. En el sector de petróleo y gas, la reducción será del 23% con el compromiso de que, llegados a 2050, toda la cartera de financiación de CaixaBank sea neutra en emisiones netas de gases de efecto invernadero.
Actualmente la entidad cuenta con una de las cifras globales de emisiones financiadas más baja del sector con 26,9 millones de toneladas equivalentes de CO2 en petróleo y gas y de 136 kilogramos equivalentes de CO2 por megavatio hora eléctrico. En 2023 y 2024 CaixaBank fijará objetivos adicionales de neutralidad en los créditos y operaciones de inversión en otros sectores intensivos en emisiones de gases efecto invernadero como el carbón, el transporte, la producción de hierro y acero, aluminio, la agricultura, la industria cementera y el sector inmobiliario (tanto comercial como residencial). De modo que las empresas que busquen financiación deberán cumplir o, al menos, perseguir rigurosos objetivos de reducción de emisiones con esos fondos que solicitan al banco.
La entidad española parece dar la razón con su estrategia al vicepresidente de la Junta de Supervisión del BCE, Frank Elderson, que recientemente señalaba que "la forma en que las entidades responden estratégicamente a los cambios en su entorno comercial derivados de los riesgos climáticos y de crisis medioambiental afectarán la resiliencia de su modelo de negocio a lo largo del tiempo”. Para Elderson, “el cambio climático ha llegado a los niveles más altos dentro de los bancos y se han dado algunos primeros pasos. Pero hay una diferencia entre hablar de pasos y empezar a actuar; y hay una diferencia aún mayor en hacer lo que se necesita”.
La elaboración del Informe Climático permite a la entidad que dirige Gonzalo Gortázar (consejero delegado) adelantarse a los requisitos del supervisor. El BCE ha dado plazos concretos para todos todos los bancos europeos estén “totalmente alineados” a finales de 2024 con sus “expectativas de supervisión sobre estos riesgos”. De entrada, el banco emisor plantea dos exigencias a las entidades para antes de abril de 2023. La primera, que cada banco clasifique adecuadamente los riesgos climáticos y ambientales y haga una evaluación completa de su impacto en la actividad. La segunda, que cumplan para entonces con todas las expectativas de supervisión, incluida la plena integración en el proceso de evaluación de la adecuación del capital interno y las pruebas de estrés a este riesgo ambiental.
Para CaixaBank, estos objetivos de reducción de emisiones en sus carteras no suponen, en ningún caso, renunciar a la actividad crediticia. Al contrario, esa misma estrategia incluye triplicar las actuales cifras de financiación sostenible hasta alcanzar un volumen de créditos de 64.000 millones de euros en el periodo 2022-2024 a actividades sostenibles, principalmente iniciativas de transición energética y microcrédito. Durante la primera mitad del año, CaixaBank ha concedido 53 préstamos vinculados a variables de sostenibilidad por 7.077 millones de euros; 35 préstamos verdes por 3.225 millones y ha financiado quince proyectos de energías renovables por 370 millones de euros. A ello se suma la financiación de promociones inmobiliarias energéticamente eficientes (729 millones), los 45,9 millones destinados a la financiación de placas solares y 2,6 millones a la compra de vehículos sostenibles.
Se trata, pues, de convertir la actividad financiera en el motor económico del cambio del tejido industrial y empresarial hacia la reducción de su impacto ambiental ya que con esa estrategia la banca dirigirá el capital hacia los sectores y actividades “que necesitan adaptar sus modelos de negocio al reto climático y a impulsar el crecimiento de aquellos que ya no son emisores”, según la propia CaixaBank. De hecho, el Plan Director de Sostenibilidad incluye el "compromiso de CaixaBank de mostrar con hechos el valor social de la banca y convertirse, así, en un banco referente en Europa en sostenibilidad”.
Clave social
CaixaBank cuenta con una área de Riesgo Climático encargada de facilitar que esta gestión con criterios ASG llegue al día a día del banco. Además de su compromiso de ‘descarbonizar’ sus carteras de créditos e inversiones, la entidad ha lanzado este año un nuevo servicio de asesoramiento ASG para ayudar a sus clientes corporativos e institucionales a analizar y establecer su estrategia y posicionamiento sostenible.
El banco no olvida ni sus orígenes ni a su accionista de referencia, la Fundación La Caixa, al prestar una atención especial en financiar iniciativas con impacto social, como microcréditos para estudiantes, autónomos, microempresas o familias y a nuevas empresas que creen empleo. De ahí el objetivo de llegar a 413.300 beneficiarios de MicroBank, el banco social del grupo creado con la vocación de liderar el impacto social positivo de la actividad bancaria y favorecer la inclusión financiera al voluntariado y la acción social mediante soluciones de microfinanzas.
Su objetivo es ser referente del sector en gobernanza mediante la aplicación de las mejores prácticas en cultura, reporte y comercialización responsable y el desarrollo de una comunicación efectiva y transparente en materia ASG. Desde agosto de 2019, cuando publicó el marco de financiación ligado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, CaixaBank se ha convertido en uno de los emisores líderes ASG en Europa, con diez emisiones: seis bonos verdes y cuatro bonos sociales; lo que supone en total 9.600 millones de euros colocados en mercado.
En el ámbito del buen gobierno, la entidad cuenta ya con un 42% de mujeres en posiciones directivas, consideradas a partir de la Subdirección de oficina grande. O, por ejemplo, aplica desde este mismo año un esquema de remuneración variable plurianual que incluye criterios de sostenibilidad a corto y largo plazo. Eso permite promover una gestión prudente del riesgo a corto y a largo plazo (las métricas a largo plazo miden objetivos a 3 años)