OPINIÓN

Ejecutivo de Pedro Sánchez: "Es la economía, estúpido"

El pre­si­dente agi­liza las re­formas ju­di­ciales antes de cen­trarse en la eco­nomía para in­tentar man­te­nerse en el poder

Pedro Sánchez,  pte. de Gobierno.
Pedro Sánchez, pte. de Gobierno.

Las preo­cu­pa­ciones de los es­pañoles han cam­biado mucho en los úl­timas dé­ca­das, pero en lí­neas ge­ne­ra­les, han pa­sado de ser más idea­listas al co­mienzo de la transición, a más prag­má­ticas y por ello cada día que pasa, mucho más de ca­rácter eco­nó­mico, como ponen en evi­dencia todas las en­cuestas que se hacen al res­pecto, que son mu­chas y va­ria­das.

Afortunadamente, algunas de las preocupaciones históricas se han caído literalmente por el desagüe, gracias a Dios, como fue el caso de ETA.

Otras, sin embargo, amenazan con volver a los primeros puestos, como fue el caso de la sequía que nos dejo sin una gota de agua en los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado y que llegó a colarse entre nuestras preocupaciones por encima de otras muy importantes en aquella época.

Por ejemplo, el consumo de drogas, que desgarró a más de una generación en los ochenta, o la inseguridad ciudadana y la criminalidad, que tuvieron mucho que ver con la anterior.

También el Medio Ambiente

Y también hay preocupaciones relativamente nuevas, como todas las relacionadas con el Medio Ambiente, que son muchas y variadas. Por ejemplo, el cambio climático o por recordar el pasado verano, los incendios forestales que han asolado la mayor parte de la península ibérica.

Pero la realidad es tozuda y termina imponiéndose, y más en estos tiempos que vivimos, que están marcados por una situación económica bastante desfavorable, con la guerra de Ucrania poniendo todo patas arriba y con unos precios disparados de la energía, la comida, el transporte, bueno realmente de todo, lo que ha terminado por provocar una inflación que ya no se recordaba en España desde los famosos Pactos de La Moncloa, ni tampoco en la mayoría de países de Europa.

Y es quizás por ello, aunque esto no ha pasado de la noche a la mañana y ya lleva sucediendo bastantes años, que los españoles han ido reduciendo su preocupación por otros asuntos que en su momento pudieron llegar a obsesionarles, pero que han ido cayendo en su lista de prioridades, probablemente en la mayoría de los casos no por haberlos superado tras haberse aplicado los poderes públicos en ello, más bien por haberse acostumbrado a ellos, que no es lo mismo, y que no deja de ser una pena.

Políticos y corrupción

Por ejemplo, la nefasta clase de políticos que tenemos, salvo pocas y honrosas excepciones. Sin duda, por la inestable situación política que ya empieza a convertirse en casi una costumbre por estas latitudes. También por corrupción que llegó a obsesionarles con razón ya que mancilló asuntos que tenían por lo más sagrado y ya no lo son. Y hasta por el modelo territorial de nuestra nación, discutido y polémico para nuestra desgracia casi desde siempre, entre otras muchas más cosas generalmente de signo político.

Aunque puede que también algo social, como por ejemplo la sanidad, que siempre ha estado presente en todas las encuestas, y recientemente el coronavirus, que estuvo muy arriba en todas las consultas de opinión y que ha caído a puestos intermedios.

Por eso es que ahora es sobre todo la economía la que preocupa a los españoles en sus distintas vertientes, aunque hay algunas como el paro que ha estado siempre presente y que probablemente haya sido la mayor incertidumbre que nos ha tenido en vilo durante años y años.

Clinton contra Bush senior

Es como si de repente todos hubiéramos entendido de golpe y porrazo aquel eslogan electoral de "¡Es la economía, estúpido!", que se atribuye a James Carville, un asesor del demócrata Bill Clinton, que llevó al entonces gobernador de Arkansas a la Casa Blanca, dejando con un palmo de narices a su entonces oponente, George Bush, padre, que seguía vendiendo a los electores sus éxitos en política exterior, desentendiéndose de los problemas económicos cotidianos de los norteamericanos.

A finales del pasado verano se publicó el informe Ipsos, referido a 2022, sobre las principales preocupaciones del mundo. Y en el caso de España se puede observar claramente que las primeras posiciones las ocupan las inquietudes económicas. El primer lugar lo ocupa el paro (44%), seguido de la inflación (35%), la pobreza y la desigualdad social (30%), el cambio climático (24%), la corrupción (20%), el crimen y la violencia (16%), la pandemia (12%) y finalmente las guerras (8%).

Es obvio, como ya se ha comentado, que el coronavirus o la guerra entre Ucrania y Rusia se van alejando de entre las principales inquietudes de los españoles, y que sin embargo, son los espacios económicos los que concentran sus preocupaciones, como el paro, la calidad de los empleos, la inflación, la pobreza y la desigualdad.

Llegados a este punto, parecería evidente que el partido político que quiera ganar las próximas elecciones debería prestar bastante atención a la economía, como hizo Clinton para destronar a Bush padre, y no complicarse más de la cuenta con otras cuestiones, al menos hoy por hoy.

Y quizás eso es lo que intentará hacerle Pedro Sánchez al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, si se deja y no sabe salir a tiempo de todas las trampas que le están tendiendo amigos y enemigos.

El actual Gobierno de Sánchez con Podemos es un gran conocedor de todo esto de lo que hablamos, dada su gran afición a los estudios de opinión, las tertulias de politólogos, etc. Ya lo dejó bien claro con la moción de censura a Rajoy.

Por ello, es más que probable que se centrará en la economía para intentar revalidar su mayoría, con el apoyo también de los grupos nacionalistas. Quizás por esto mismo ahora está tratando de hacer a toda prisa sus últimos ajustes políticos para limitar su posible desgaste electoral con ellos, al estar relacionados la mayoría con cesiones a los partidos independentistas y ser impopulares incluso entre sus propios militantes.

Mucho dinero para repartir

Su intención es reformar a toda prisa los delitos de sedición y malversación, forzar cambios en el Tribunal Constitucional y si se puede en el Consejo General del Poder Judicial, para que se vayan olvidando ante las numerosas citas electorales del año que viene y empezar ya a aplicarse a fondo en la economía.

Le queda casi año por delante al Ejecutivo de Sánchez y una cantidad de millones que todavía tienen que llegar de Europa que da vértigo, y con los que se pueden hacer verdaderos milagros. Un auténtico cañón Berta, dirían algunos. España ya ha ingresado 31.000 millones de euros pero ha solicitado 6.000 más por los objetivos cumplidos, que se estudiarán por parte de la Unión Europea a primeros de 2023.

En total, nuestro país opta a 77.000 millones en transferencias no reembolsables y 84.000 en créditos, más de 160.000 millones. Una cifra que da para ganar no una sino muchas elecciones.

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