. Consciente de que la “perturbación geopolítica causada por la invasión de Rusia a Ucrania" y sus consecuencias macrofinancieras han aumentado los riesgos para el sector bancario, la entidad que preside Christine Lagarde vigilará el modo en que las entidades financieras de la Eurozona conceden créditos cómo gestionan los riesgos que contraen con empresas de los que considera “sectores vulnerables”.
Esos sectores que el BCE pone bajo la lupa están determinados por las “perturbaciones en los precios de la energía y la cadena de suministro” causadas por la guerra en Ucrania; lo que afecta especialmente a las empresas dedicadas a la producción y la transformación de materias primas, los proveedores de energía; así como a las actividades intensivas en energía, entre las que el BCE destaca a la agricultura y el transporte en todas su modalidades (aéreo, terrestre y marítimo).
El banco emisor señala que “los altos precios de los insumos también están afectando a la construcción, mientras que, en algunos países de la zona del euro, las perturbaciones en el suministro de gas podrían perjudicar también a los principales consumidores de gas, como los productores de metales, productos químicos, alimentos y bebidas”.
Según el banco emisor, “las entidades deben poder identificar y mitigar rápidamente cualquier aumento de riesgos en sus exposiciones a sectores más sensibles al entorno macroeconómico actual, incluidos los afectados por la guerra en Ucrania y las carteras inmobiliarias”.
Para ello, considera “esencial” verificar que los bancos de la Zona Euro cuentan con una adecuada posición de capital y provisiones. El objetivo básico es reforzar el sistema financiero de la Eurozona con la prioridad de “reforzar la capacidad de resistencia de los bancos ante esas posibles perturbaciones macrofinancieras y geopolíticas”.
Para asegurarse el adecuado cumplimiento de la “prudencia extrema” que el BCE exige a las entidades, sus ‘hombres de gris’ buscarán deficiencias en la gestión del riesgo de crédito y el grado de exposición a esos “sectores vulnerables”, inspeccionarán las inversiones y créditos concedidos tanto a grandes empresas, como a pymes y minoristas y revisarán los criterios de compensación riesgo-garantía que aplican a sus carteras sobre bienes inmuebles comerciales.
Los inspectores del supervisor bancario europeo harán “revisiones específicas” (a entidades concretas) de la concesión y el seguimiento de préstamos; analizarán las prácticas de refinanciación y reestructuración y de los indicadores de posible impago.
A vueltas con los TLTRO
El Banco Central Europeo llevará a cabo una “revisión específica de las estrategias de salida de las TLTRO III”; sobre todo en las entidades que dependen significativamente de esa fuente de financiación y que, por tanto, son más vulnerables al encarecimiento de los costes de financiación de mercado.
“Esta revisión específica se complementará con un análisis más amplio de los planes de liquidez y de financiación de las entidades, con el fin de identificar prácticas deficientes y las entidades más vulnerables, incluyendo inspecciones in situ específicas cuando proceda”. Ek banco central vigilará las deficiencias detectadas en años anteriores y reclamarán a cada entidad “información sobre la elaboración y la ejecución de planes de medidas correctoras sólidos, también a través de inspecciones in situ específicas”.
La cuestión no es baladí para los bancos españoles. El BCE reconoce que las entidades de crédito europeas cuentan con “sólidas” ratios de capital y “holgados” colchones de liquidez. Pero la banca española, pese a estar en cabeza en rentabilidad, es de las peores del sistema bancario europeo en términos de solvencia, tal como informaba ayer este diario, citando a fuentes de la Autoridad Bancaria Europea (EBA en inglés).
Los riesgos del clima y la digitalización
La búsqueda de un sistema financiero sólido lleva al BCE insistir en los riesgos de las entidades ante la transformación digital. La preocupación del banco emisor radica en que las entidades hagan frente a sus “vulnerabilidades y los riesgos derivados de una mayor dependencia operativa de sistemas de tecnologías de la información” y pongan especial atención a los “servicios de terceros y tecnologías innovadoras”. Para animar su cumplimiento, las inspecciones a domicilio del banco emisor analizarán la transformación digital de las entidades desde la parte tecnológica al modelo de negocio digital. El BCE busca la “ciber-resiliencia” de las entidades financieras europeas.
El BCE vuelve a subrayar la importancia del cambio climático y recuerda que la prueba de resistencia sobre riesgo climático realizada este mismo año demuestra el esfuerzo de adaptación de las entidades aunque, también, el hecho de que su capacidad de generación de ingresos depende en gran medida de sectores con mayores emisiones.
El BCE señala “deficiencias” relativas a falta de adaptación a las expectativas supervisoras, carencia de evaluaciones sólidas de la oposición a los riesgos climáticos y medioambientales, etc. Por ello advierte que realizará “análisis exhaustivos e inspecciones in situ específicos” para evaluar el cumplimiento de los nuevos requisitos de presentación de información, de las normas técnicas de ejecución y divulgación de la información y que examinará las capacidades de las entidades para planificar la transición prevista en la sexta Directiva de Requisitos de Capital respecto a los requerimientos relacionados con los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza.