Esta debilidad contrasta con los resultados históricos que espera la compañía para este año después de cerrar el tercer trimestre con un beneficio de 741 millones de euros y una facturación de 7.000 millones, aumentando sus previsiones para los próximos trimestres, en especial en el mercado americano.
A los bolsistas, sin embargo, les preocupa la progresiva desaceleración económica tanto de Estados Unidos como de Europa debido al endurecimiento de su política monetaria, lo cual puede afectar a la evolución de la demanda. A ello se une la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania, acentuando los precios energéticos y de materias primas, así como la evolución de la economía china debido a la obsesión hasta ahora por una política de covid cero.
Estos factores, junto a un elevado apalancamiento, están provocando una paulatina retirada de la confianza de las grandes casas de análisis. Resulta significativo, por ejemplo, el recorte de valoraciones por parte de Morgan Stanley en la segunda mitad de este año.
Después de subir su estimación de precio objetivo a 13,3 euros en septiembre, la firma estadounidense ha realizado tres correcciones consecutivas a la baja hasta los 11 euros por acción recogido en su último informe del mes de noviembre. Con todo, este precio aún le confiere un potencial alcista superior al 15 % desde su actual cotización de mercado.
JP Morgan se muestra incluso algo más pesimista con un recorte de su valoración objetiva de 10,5 a 10,2 euros por acción. Una corrección a la baja que empieza a generalizarse en el mercado ante las incertidumbres que se presentan para 2023. Todo ello, a pesar de que muchos operadores siguen pensando que Acerinox está siendo infravalorada al cotizar por debajo de su valor contable.
Pero lo cierto es que su cotización no consigue levantar cabeza. En el año pierde más de un 12 % con un perfil todavía bajista pese al rebote experimentado entre octubre y noviembre tras tocar mínimos anuales por debajo de los 8 euros. De hecho, los expertos técnicos no observan mucho más recorrido a corto plazo y apuestan más por nuevos ajustes que por una continuidad en la recuperación.