Las diferencias entre ese 3% de los bancos medianos foráneos y la nada más absoluta en la oferta oficial de las entidades nacionales relevantes empieza a ser escandalosa, pero en las plantas nobles de estas últimas ni se inmutan. “Si están rascando algo de nuestros depósitos, es una cosa totalmente testimonial. No le damos ni la más mínima importancia de momento”, aseguran en uno de estos bancos.
La realidad es que, hasta ahora, ninguno de los bancos que han entrado de lleno en la batalla parece un contrincante fuerte. Ni juntos, ni por separado. Los europeos que ofrecen sus productos a través de plataformas especializadas ‘online’ apenas tienen imagen de marca ni potencial comercial en España. Y los pocos españoles que entran en el juego de las altas rentabilidades son especialistas con potencia de fuego limitada.
“Bancos como EBN o Wizink lo están haciendo bien, pero su potencial de captación es insignificante para un mercado enorme de cerca de 990.000 millones de euros de depósitos sólo en manos de las familias. Además, muchas de estas tienen ahora otras prioridades, porque la subida del Euribor está disparando la factura mensual de la hipoteca. Muchas familias están tirando de ahorros para amortizar préstamos”, señalan en el sector.
Además, bancos como ING han vuelto a pagar por estos productos, pero no más de un 0,85%, un tipo de interés todavía muy modesto. Por lo tanto, no hay señal alguna de la que la gran banca española vaya a dar un paso adelante en la retribución de estos productos. El año 2022 se va a ir sin movimiento alguno y todo apunta a que en 2023 se retrasará la decisión todo lo posible, quizá más allá del primer trimestre.
“Creo que no todos van a pagar, y que los que lo hagan serán muy pero que muy poco generosos en sus retribuciones. Cuando arranque será un proceso muy lento, y quizá requerirá que los tipos oficiales en la zona euros estén claramente instalados ya por encima del 3%. Los grandes bancos no tienen ninguna presión ahora y están dispuestos a ser la gran excepción en Europa”, aseguran fuentes del sector.
Efectivamente, las comparaciones dejan una conclusión estremecedora para los ahorradores españoles: Nunca había crecido tanto la diferencia entre los que pagan los bancos europeos y los nacionales. Mientras los primeros están ya a un paso de una media del 1% en los depósitos a 12 meses, los españoles no llegan al 0,3%. Y lo mismo ocurre en el resto de los plazos más altos. La horquilla no deja de crecer.
Pero, de momento, la banca mira para otro lado, como si la guerra no fuera con ellos. Con las alforjas hasta los topes de liquidez -hay un exceso de 250.000 millones-, la banca está imponiendo su particular ‘excepción española’ y sirviendo en bandeja de plata a sus competidores europeos la primera línea de combate de la batalla de los depósitos. De momento, la gran banca hace valer su enorme potencia y no sufre ni rasguños.