La organización internacional que aglutina a más de 300 compañías responsables del 83% del tráfico aéreo mundial, cree que el sector conseguirá el próximo año sus primeros números negros desde 2019, cuando generó más de 25.000 millones de euros en ganancias. Eso supone que la rentabilidad de las compañías aéreas, aunque recuperada en 2023, apenas será la sexta parte de las que obtuvieron antes de la pandemia.
La organización que aglutina a más de 300 compañías responsables del 83% del tráfico aéreo mundial, estima que 2022 se cerrará con unas pérdidas netas superiores a los 6.500 millones de euros frente al quebranto de casi 40.000 millones que arrojaron en 2021 o los casi 131.000 millones de euros pedidos en 2020. Esta nueva estimación de resultados mejora en un 29% las previsiones que la propia organización realizó en junio pasado y se produce como consecuencia de la excelente temporada estival para el sector turístico y de viajes.
Las previsiones de IATA para el próximo año, cifran el volumen de ingresos del sector mundial en torno a los 742.000 millones de euros, a pesar de las incertidumbres económicas y al hecho de que según el consenso de previsiones, el PIB mundial se frenará al 1,3 % desde el 2,9% con que se preve que acabe 2022. Esta mejora en las previsiones parea ejercicio en curso se basa en el fortalecimiento de los beneficios y el fuerte control de costes que las compañías han aplicado para hacer frente al aumento de los costes y, especialmente, los precios del combustible.
Duplicar ingresos
Las líneas aéreas mejorarán también la rentabilidad por pasajero hasta el 8,4% pero, sobre todo, conseguirán un aumento en los ingresos por transporte de pasajeros que, con 417.000 millones de euros previstos para este año, prácticamente, duplicarán a los del ejercicio pasado (227.000 millones). Los viajeros aprovechan la recuperación de su libertad de movimientos hasta el punto de que una encuesta realizada por IATA en once mercados globales revela que casi el 70% viaja tanto o más que antes de la pandemia. A pesar de que la situación económica preocupa al 85% de los pasajeros consultados, el 57% asegura que no tiene intención de frenar sus hábitos de viaje.
El transporte de carga muestra también una fuerte recuperación. Las compañías duplicarán también los ingresos de este negocio que pasarán de los casi 96.000 millones en 2021 a más de 191.500 millones al cierre del presente ejercicio. Si se incluyen todos los conceptos, la cifra de negocios del sector crecerá este año el 43,6% y se situará a 31 de diciembre por encima de los 691.500 millones de euros. Eso supone que el tráfico de pasajeros alcanzará el 70,6% de los niveles anteriores a la crisis en 2022, frente al el 82,4% que se estimaba en junio; mientras la carga quedará al 98,4% de los niveles anteriores a la pandemia.Y ello, a pesar de que mercados (y cielos) clave como el chino mantienen aún las restricciones de tráfico. De hecho, las previsiones de IATA incluyen la gradual reapertura de China al tráfico internacional y la relajación de las restricciones internas por COVID-19 progresivamente a partir de la segunda mitad de 2023.
Por el lado de los costes, donde la crisis energética y la especulación de los mercados petrolíferos afectan de lleno al sector, la IATA espera que los costes generales aumenten el 5,3% hasta superar los 738.000 millones de euros. De ellos, casi 218.000 millones corresponderán a los carburantes (aproximadamente el 30% de los costes generales de las aerolíneas) en un cálculo que la asociación realiza con un precio del petróleo estimado en 92,3 dólares el barril de Brent. El crudo ha cotizado en lo que llevamos de año a una media de 103,2 dólares y ayer cerró a 79,92 dólares, uno de los precios más bajos del año.
Bajo rendimiento financiero
La IATA ha analizado también la rentabilidad de las distintas actividades del transporte aéreo. El estudio, realizado junto a la consultora McKinsey, señala que, en conjunto, las aerolíneas obtienen un resultado financiero “inferior al que normalmente esperaría un inversor”.
El estudio señala algunas áreas clave en las que la cooperación entre empresas beneficiaría a todos los escalones de la cadena de valor; entre ellos, la descarbonización y el intercambio de datos. Aunque señala como factores clave la destrucción de capital de las compañías que, señala, no generaron beneficios superiores al coste medio ponderado de capital (WACC). El beneficio del capital invertido (ROIC) generado por las aerolíneas fue un 2,4 % inferior al WACC. Eso supone que las aerolíneas, en su conjunto, destruyen cada año una media de 17.000 millones de euros de capital cada año.
El análisis incluye la creación de valor en toda la cadena del sector y, salvo las propias aerolíneas, en todos los sectores generaron un beneficio superior al coste del capital. En términos absolutos, los aeropuertos son los que mayor rentabilidad obtienen al recompensar a los inversores (como media) con más de 4.300 millones de euros anuales por encima del WACC (3 % de ingresos). Las empresas de sistemas de distribución global y tecnología de viajes son las que mayor beneficio obtienen (el 8,5 % de los ingresos por encima del WACC) con 665 millones de euros anuales, seguidas por los servicios de asistencia en tierra (handling) con el 5,1 % de los ingresos (más de 1.400 millones de euros). Los proveedores de servicios de navegación aérea (ANSP) cierran este podio de la rentabilidad con un margen del 4,4% de los ingresos, equivalentes a más de 951 millones de euros.
En cuanto al impacto de la pandemia del Covid sobre las empresas del sector aéreo, el informe McKinsey refleja pérdidas en toda la cadena de valor en los ejercicios de 2020 y 2021. Por volumen, las aerolíneas son las pero paradas con un beneficio sobre el capital invertido por debajo del coste de dicho capital que la consultora cifra en más de 99.000 millones de euros anuales (-20.6% de los ingresos). Los aeropuertos vieron caer el ROIC en más de 32.600 millones por debajo del WACC y generaron las mayores pérdidas económicas equivalentes al 39.5% de los ingresos.